“Flor de tierra”, hongo medicinal y de valor ancestral indígena hallado en Cesar
La identificación de estos hongos se hizo en fincas ganaderas de los municipios de Valledupar, Tamalameque y Pueblo Bello. Foto: Semillero de Investigación en Genética y Sociedad UNAL Sede de La Paz.
Los investigadores apenas estandarizan las condiciones del hongo para cultivarlo en laboratorio. Foto: Semillero de Investigación en Genética y Sociedad UNAL Sede de La Paz.
Estos hongos generan cuerpos fructíferos visibles, identificados por su tamaño de 8 a 25 cm con formas de sombrilla, comúnmente llamadas setas. Foto: Semillero de Investigación en Genética y Sociedad UNAL Sede de La Paz.
Los estudiantes Camilo Enrique Moscote Velásquez y Harol Smith Daza Calderón expusieron los avances de su investigación en Bogotá, en el marco del Encuentro UNAL Fungi. Foto: Nicol Torres, Unimedios.
El biólogo Duverney Chaverra Rodríguez, docente de la UNAL Sede de La Paz, guía este estudio. Foto: Semillero de Investigación en Genética y Sociedad UNAL Sede de La Paz.
El hallazgo de hongos psilocibios, y concretamente de P. cubensis, es un suceso significativo para la ciencia del país, ya que de las 41 especies de hongos descritas por estudiosos del tema hace 21 años en Cesar, ninguna pertenecía a este género.
Los estudiantes Camilo Enrique Moscote Velásquez, de Ingeniería Biológica, y Harol Smith Daza Calderón, de Ingeniería Mecatrónica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz, responsables del hallazgo, aseguran que “este tipo de hongos genera cuerpos fructíferos visibles que miden entre 8 y 25 cm con formas de sombrilla, comúnmente llamadas setas”.
Se caracterizan por su color amarillento cremoso y una especie de anillo morado en el “tallo”, un sombrero de color blanco con centro naranja que presentan una coloración azul tras hacerle un corte.
“Dada la poca información sobre los macrohongos del género Psilocybe en Cesar, hemos planteado conocer su biodiversidad, en especial porque solo había registros para el área andina de Colombia”, anota el estudiante Moscote.
Por su parte, su compañero Daza dice que en este estudio plantean estandarizar protocolos para identificar, aislar y cultivar cepas de dicho género colectado en Cesar, con el fin de que en un futuro se puedan desarrollar métodos apropiados para extraer enzimas en fase acuosa y otros elementos secundarios de interés en la industria, la medicina y la farmacia.
Tampoco se puede olvidar el uso ancestral que le dan algunas culturas indígenas asentadas en la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde lo conocen como “flor de tierra” y lo toman en infusión que, según ellos, les permite tener visiones o nuevas formas de percibir su realidad, dado que es un hongo alucinógeno, cuyo compuesto principal es la psilocibina. Además, lo secan y trituran para aplicarlo sobre heridas y cortaduras, por lo que este reporte abriría la puerta en el Cesar para suuso como antibiótico y antimicótico.
El biólogo Duverney Chaverra Rodríguez, profesor de la UNAL Sede de La Paz, líder del Semillero de Investigación en Genética y Sociedad, explica que “los estudiantes toman los hongos que vienen del campo, les extraen la parte que comúnmente se conoce como sombrero, les sacan las esporas y luego las llevan al medio de cultivo en laboratorio”.
“Ya en la caja dePetri, o en medio del cultivo, se ve como si fuera un algodón. Así se puede llevar a un segundo contenedor con madera o sustancias como fibra de coco para que el hongo vuelva a crecer como lo hace en el campo”, especifica.
Los jóvenes investigadores apenas estandarizan las condiciones del hongo para cultivarlo. Su intención es evaluar la cantidad y la calidad de las sustancias que poseen.
Los hongos se relacionan con todos los demás organismos del planeta: plantas, animales y seres humanos, ya sea de manera beneficiosa o perjudicial.
En este sentido, el docente Chaverra pone de ejemplo que en algunas ocasiones los hongos se unen a las raíces de las plantas para ayudarlas a alimentarse mejor, lo que se llaman como “micorrizas”.
En otras ocasiones causan enfermedades a las plantas o se pueden utilizar para controlar plagas agrícolas como insectos, y los seres humanos pueden alimentarse de ellos como lo hacen con los champiñones.
Además, en biotecnología son muy utilizados para producir fermentaciones como las levaduras del pan o de la cerveza.