Diseñan sistema de alerta sobre crecimiento de algas en el Pacífico colombiano para evitar sus riesgos
Las floraciones algales, impulsadas por el exceso de nutrientes, pueden alterar la biodiversidad y afectar la calidad del agua. Foto: Glaz / Mathieu Rivrin / Hemis.Fr / hemis.fr / Hemis vía AFP.
Fluorómetro in situ midiendo la fluorescencia de clorofila-A para detectar concentraciones de algas en tiempo real. Fotos: Nini Valentina Naranjo Castaño, estudiante del Doctorado en Ciencias – Física, UNAL Sede Manizales.
El sistema satelital permitiría observar (en rojo) las concentraciones de algas, alertando a los pescadores.
La investigadora realizó la recolección de muestras en la Costa Pacífica de Nariño, un paso crucial para analizar las variables fisicoquímicas y ópticas que determinan la proliferación de algas.
El profesor Juan Carlos Riaño Rojas, director del proyecto, junto a Nini Valentina Naranjo Castaño, candidata a Doctora en Ciencias - Física de la UNAL Sede Manizales. Foto: Natalia López Arboleda, Unimedios Manizales.
El estudio se ha desarrollado en las instalaciones del campus La Nubia de la UNAL Sede Manizales. Foto: Comunicaciones Manizales.
El proyecto liderado por Nini Valentina Naranjo Castaño, candidata a doctora en Ciencias – Física de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), busca analizar las propiedades ópticas de las algas –como la absorción y la fluorescencia– para identificar su distribución en el agua a partir de imágenes satelitales, y poder advertir en dónde se propagarían estos organismos.
La meta es prevenir y mitigar los impactos negativos de estas floraciones. “La idea es que el modelo pueda pronosticar, así como se pronostica si lloverá mañana, o si habrá condiciones que propicien la proliferación de algas”, indica la investigadora.
En algunos países la presencia de algas tóxicas en bahías y océanos en donde se pesca o habitan personas ha generado pérdidas millonarias y afectaciones a la salud.
“Por ejemplo en Chile, alrededor del 2016 hubo una larga ola de algas tóxicas, por lo que sus productos marinos fueron rechazados ya que estaban contaminados por el agua, lo que resultó en pérdidas de más de 500 millones de euros para la industria pesquera”, explicó el profesor Juan Carlos Riaño Rojas, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNAL Sede Manizales, director del proyecto, con la co-dirección del docente John Josephraj Selvaraj, de la Facultad de Ingeniería y Administración de la Sede Palmira.
Aunque Colombia no exporta productos marinos a gran escala, la pesca artesanal en lugares como Tumaco es vital para el consumo interno. “Esa zona del país produce mucho para el interior. Con esta herramienta, el pescador sabría en qué zonas evitar la pesca, ya que su producto estará contaminado”, puntualiza el docente.
“El Pacífico colombiano, específicamente Tumaco, aporta casi el 10 % de la pesca artesanal del país. Sin embargo, no se ha trabajado lo suficiente en prever si hay florecimientos algales. Las algas en general no son malas, pero el problema es cuando hay una desproporción en su producción, o cuando algunas de ellas sí son nocivas”, explica la investigadora Naranjo.
Según datos del proyecto, las condiciones climáticas y la escorrentía de nutrientes –como nitrógeno y fósforo– contribuye a la proliferación descontrolada de algas, producto de deficiencias en el manejo de aguas residuales o de la agricultura, entre otros factores, una situación que investigaciones previas identificaron en zonas como Tumaco y Buenaventura.
Esto no solo afecta la biodiversidad, sino que además genera problemas de salud pública, como la propagación de enfermedades transmitidas por vectores. “Por las condiciones de esta zona de Tumaco, allí llega un momento en el que empieza a ocurrir un proceso de putrefacción o de descomposición, generando vectores que propagan chikungunya, dengue y zika”, comenta la investigadora Naranjo.
Además, el consumo de peces contaminados puede ocasionar problemas de salud en los humanos. “Por ejemplo, algunos peces consumen estas algas, y aunque ellos no se afecten, cuando nosotros los consumimos sí hay intoxicaciones, en algunos casos tan graves que han llevado a la muerte”, agrega la investigadora.
El estudio utiliza tres variables: (i) la concentración de clorofila-A, que refleja la cantidad de algas, (ii) la altura de la línea de fluorescencia (FLH), que mide la energía reemitida por la clorofila tras la fotosíntesis, y (iii) la radiancia, que ayuda a mapear la densidad y distribución de las floraciones algales.
La herramienta desarrollada es un sistema basado en un modelo matemático integrado a una aplicación web y móvil que ofrece mapas de alerta temprana, ayudando a los pescadores a identificar zonas aptas o no para la pesca, a través de un sistema de semáforos. Esto beneficiará a las comunidades costeras –especialmente a los pescadores artesanales, al prevenir riesgos económicos y de salud relacionados con las floraciones de algas–, empoderando a los pescadores con acceso a información en tiempo real y promoviendo prácticas sostenibles.
Este sistema les permitiría a los pescadores no solo evitar zonas con algas potencialmente dañinas, sino además alertar a las autoridades para que actúen de manera oportuna.
El profesor Riaño subraya que “el objetivo más valioso de la tesis, además de las variables físicas que se tienen que analizar, es hacer los mapas de alerta para identificar algas en la Costa Pacífica y nariñense. Para el pescador sería valioso identificar con esta herramienta cuándo y dónde están esas algas”.
Actualmente el modelo matemático está en fase de validación, y los investigadores esperan que para finales de este año la herramienta esté completamente operativa. “Ya tenemos el modelo matemático, estamos validando la data. La idea es que tenga un pronóstico diario, que se pueda anticipar hasta con 15 días de precisión”, explicó la investigadora Naranjo.
Con un nivel de precisión superior al 80 %, el sistema promete ser un aliado clave para la sostenibilidad de la pesca y la conservación del medioambiente.
“Esto no se trata solo de hacer investigación, queremos que tenga impacto y aplicabilidad. La ciencia debe servirle a la comunidad, especialmente en un país como el nuestro”, concluye la investigadora.