Política & Sociedad
Verdad a víctimas, más que una formalidad del Estado
Verdad significa preservar archivos, desclasificar documentos del Estado, acudir a las herramientas jurídicas nacionales e internacionales para ayudar a las víctimas, dice el jurista argentino Rodolfo Mattarollo.
Bogotá D. C., 27 de abril de 2010 — Agencia de Noticias UN-Este destacado defensor de los Derechos Humanos fue uno de los conferencistas invitados al II Congreso mundial de trabajo psicosocial en procesos de exhumación, desaparición forzada, justicia y verdad, que se realizó en la Hemeroteca de la Universidad Nacional de Colombia.
En su opinión, el concepto de verdad no es algo abstracto. Por lo general solo se nombra, pero poco se acciona. Asegura que el proceso de búsqueda de la verdad, de justicia, de reparación no es rectilíneo, hay avances y retrocesos, dependiendo de las circunstancias nacionales e internacionales. El papel de la sociedad civil es determinante para que la búsqueda de la verdad sea activa.
“En Argentina nos tocó esperar 30 años para llegar a la situación actual. Se están haciendo juicios en todo el país, aplicando el código penal y los tratados internacionales que hemos ratificado. Esto sebe ser así porque no se puede construir la democracia sobre la base de la impunidad de crímenes horrendos. Tenemos que construir sobre una base sólida, del Estado de derecho, de la tolerancia, del respeto a la dignidad humana”, argumenta Mattaroll
Al Congreso llegaron instituciones de todo carácter que trabajan en el tema de los Derechos Humanos, así como en la atención a las víctimas de la violencia. Así mismo, se hicieron presentes símbolos de lucha como las Madres de Mayo, quienes pudieron compartir su dolor y tenacidad con madres y abuelas víctimas del conflicto colombiano.
Mattarollo sostiene que esta clase de personas que luchan a diario por que se despejen los nubarrones de la impunidad, son quienes hacen que un Estado sea verdaderamente transparente. “La verdad también implica la protección de los testigos, de los jueces, de los abogados, el derecho a la libertad de expresión y garantizar la vida de aquellos familiares que no se rinden en su lucha”.
El psicólogo español Carlos Beristain, quien ha acompañado a víctimas de la violencia a superar sus duelos, indica que existe una responsabilidad internacional de los Estados de defender los derechos de las familias que buscan verdad y reparación.
“La verdad, el acompañamiento del duelo, la reparación propiamente como indemnización, la búsqueda de los desaparecidos, las medidas de satisfacción y de atención psicosocial a las víctimas, todas son medidas obligatorias de los Estados, que están consignadas en los tratados internacionales. Vemos que eso no se cumple la mayor parte de las veces. Las estancias oficiales se quedan en el reconocimiento formal de los derechos, pero no actúan lo suficiente para el restablecimiento de los mismos”, dice Beristain.
El psicólogo asegura que la verdad lograda en muchos conflictos del mundo se debe, principalmente, a las mismas víctimas, que han puesto el tema en la agenda internacional de entidades como Naciones Unidas.
Entretanto, José Suasnavar, de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala, asegura que la búsqueda de la verdad no siempre es cómoda para los gobernantes, debido a que muchos de sus integrantes están implicados en delitos de lesa humanidad, ya sea por participación u omisión.
“Las épocas más duras del conflicto en Guatemala fueron entre el 80 y el 82. Firmamos la paz en 1996; sin embargo, no se trabajó mucho en los sistemas de justicia, y esto llevó a que personas señaladas de violaciones de los Derechos Humanos luego se posesionaran en puestos políticos o cargos públicos importantes. El hecho de que esas personas tengan esos cargos tiende a negar la masacre misma. Esa es la parte pendiente todavía en Guatemala”, describe Suasnavar.
El mensaje que deja este defensor de los Derechos Humanos es que la reconciliación es un proceso de largo aliento, que necesita de la voluntad de todos, así como de mucha paciencia. Asegura que las víctimas siempre deben acudir a las instancias judiciales cuantas veces sea necesario.
“Estos espacios son oportunos, pues se puede trabajar no solo en el efecto mismo del trauma por la desaparición o por la muerte, sino en los efectos que deja en quienes quedan luchando por la vida. Por ejemplo, en Guatemala, las víctimas todavía viven una situación de pobreza, discriminación, aislamiento. Al hacerse visibles deberían ser tratados como ciudadanos, como guatemaltecos. Al exigir verdad por las muertes violentas, también exigimos justicia con quienes quedan vivos”, concluye el centroamericano.
(Por: Fin/capg/csm)N.° 271