Desarrollo Rural
Uso inadecuado de plaguicidas afecta cultivos en el Gran Cumbal
Los agricultores de este resguardo indígena de Nariño pasan de un producto químico a otro para combatir plagas en sus cultivos de papa, lo cual estaría generando resistencia en estos y afectando la salud de los cultivadores.
Palmira, 06 de junio de 2018 — Agencia de Noticias UN-Así lo aseguran los investigadores Álvaro Emilio Tapie Quilismal y John Alexander Canacuán, ingenieros agronómicos de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, quienes detectaron que en esta zona la aplicación de agroquímicos se hace sin asesoría técnica.
La polilla guatemalteca y el gusano blanco generan pérdidas de hasta el 100 % en las reservas de semillas afectadas, y del 25 al 30 % en la producción. Los daños de estas plagas son directos, ya que forman galerías dentro de los tubérculos, volviéndolos comercialmente inservibles, explican.
Dentro de las enfermedades presentes están el tizón tardío y la Alternaria, que afectan las hojas y los tallos. Los efectos de las plagas y de las enfermedades son cada vez más agresivos y le restan rentabilidad a la producción, obligando a los agricultores a preferir actividades como la ganadería.
Para los ingenieros Tapie y Canacuán, “muchos de los productores aplican los plaguicidas sin usar trajes o implementos de protección, en una práctica que puede afectar seriamente su sistema nervioso, muscular, respiratorio y digestivo”.
Por eso, y por aplicar muchos productos al tiempo, las plagas y enfermedades se vuelven cada vez más perniciosas y difíciles de controlar. “La situación lleva a algunos agricultores a utilizar, como medida desesperada, agroquímicos de etiqueta roja ya prohibidos por su alto nivel de toxicidad”, advierte el investigador Canacuán.
Cultivos desplazados
El Resguardo del Gran Cumbal tiene una población aproximada de 18.700 habitantes y un territorio de 17.000 hectáreas, según el Plan de Acción para la vida del pueblo de Los Pastos, publicado por el Departamento Nacional de Planeación.
Según afirman los investigadores, el cultivo de la papa forma parte de las tradiciones culturales de la comunidad indígena, aunque en los últimos años ha sido desplazado por otras actividades productivas como la ganadería. En seis de las nueve veredas que integran el territorio del Resguardo se produce el tubérculo.
Para su investigación recorrieron las cuatro veredas en las que se cultiva más papa, donde aplicaron encuestas a 35 agricultores: “les preguntamos sobre las variedades que siembran, los productos químicos que utilizan, la distancia entre surcos, los problemas durante el ciclo, los costos de producción y la disposición de cultivos asociados”.
Además exploraron la bibliografía existente para conocer las investigaciones adelantadas en la zona y se tomaron muestras en las parcelas para identificar los problemas actuales.
Dentro de los resultados se identificó el uso de variedades de papa no certificada, lo que agrava la presencia de otras plagas como los trips y la pulguilla (Epitrix sp.), y de enfermedades como la costra negra (Rhizoctonia solani). Además se encontró que al establecer las parcelas no se realizan estudios de suelo.
Prácticas tradicionales
A pesar de esta situación, los investigadores aseguran que la respuesta a los principales problemas en el control de plagas y enfermedades del cultivo puede estar en el regreso a las prácticas implementadas antes, las cuales se fundamentan en el conocimiento de la comunidad.
En ese sentido, proponen usar abonos orgánicos para la fertilización; biopreparados para controlar plagas y enfermedades, y hongos e insectos para el control biológico. Por otro lado, consideran que la implementación de sistemas de cultivos biodiversos traería mejoras.
Mientras en 2016 el cultivo de papa tuvo un rendimiento anual promedio de 12,6 toneladas por hectárea en el municipio de Cumbal, la cifra en el departamento de Nariño alcanzó cerca de 19 toneladas, según las Evaluaciones agropecuarias municipales del Ministerio de Agricultura. Ese año, en municipios como Túquerres, Pupiales y Sapuyes el rendimiento estuvo por encima de las 22 toneladas por hectárea cada año.
(Por: Fin/FH/MLA/LOF)N.° 695