Política & Sociedad
Una historia sin odios contribuiría a construir la paz
Superar los estereotipos de resaltar los defectos del enemigo y las virtudes del amigo, de ir más allá de la proyección actual de izquierda contra derecha hacia una “historia polifónica”, es uno de los retos para alcanzar la paz.
Bogotá D. C., 10 de noviembre de 2020 — Agencia de Noticias UN-Así lo indicó el historiador Fernán González, S. J., en la sesión 11 de la cátedra “Nación, regiones, culturas y ciudadanías”, del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en la que dio una mirada desde el bipartidismo a la paz negociada con las FARC.
Para el académico, “el desafío es construir un relato nacional polifónico, despolarizado y despolarizante, que no se limite al conflicto armado reciente, sino a la historia política colombiana, construida sobre la visión de amigos y enemigos”.
Agrega que “los odios heredados, que funcionan como cemento entre los vínculos emocionales y las identidades partidistas, no son exclusivos de Colombia; por ejemplo se están los supremacistas blancos en las elecciones de Estados Unidos, para quienes la estrategia es diseñar un clima emocional adverso que se base en la polarización emocional de opiniones y verdades”.
En el caso colombiano, explica que las luchas de familias y comunidades se extrapolan a los personajes de los partidos políticos, así la idea bipartidista hace que se creen dos “historias paralelas”, en las que los héroes de uno son los villanos del otro. Al respecto, cita el ejemplo de Bolívar y Santander, de Núñez y Caro, de Uribe y Petro, entre otros.
“Nuestra concepción de la política y del conflicto se fundamenta en mitos como el de la ‘edad de oro perdida’, en la cual antes reinaba la armonía entre las clases sociales, pero que se perdió por el complot de agentes malignos –como el comunismo, entre otros–, lo que exige un salvador mesiánico que restaure los valores”, señaló el docente refiriéndose a una idea que escribió en los 80 y que sigue vigente.
Movimientos polarizados
El historiador recalca que el imaginario está presente desde la Independencia y luego en la Guerra de los Mil Días, cuando los conservadores se apoyaron en instituciones religiosas para legitimarse contra los liberales.
“Cuando el presidente López Pumarejo hizo su reforma constitucional, en 1936, la jerarquía católica y el conservadurismo la consideraron como una afrenta a la civilización cristiana, y entonces se creó un clima polarizado que se profundizó con la movilización política y social de Jorge Eliécer Gaitán”, recuerda.
Tras el asesinato de Gaitán, en 1948, regresaron las venganzas de sangre, apareció la policía chulavita (conservadores) contra los “pájaros” (liberales) en la época conocida como La Violencia. Esto dio paso al Frente Nacional, mediante el cual se despolitiza la lucha armada al turnarse la Presidencia entre ambos partidos.
“El Frente Nacional termina de excluir a otros actores políticos, y así nacen las guerrillas insurgentes. El paro cívico de 1977 dio origen al Estatuto de Seguridad del presidente Turbay Ayala y a la expansión de las FARC hacia zonas con desigualdad social y escaso control del Estado”, relata el profesor González.
Como respuesta a esa expansión aparecieron las autodefensas paramilitares, ante las cuales los terratenientes vieron amenazado su poder local, y con complicidad de las fuerzas estatales privatizaron la guerra.
El fallido proceso de paz del gobierno Betancur con las FARC, en los años 80, crea un ambiente escéptico frente a las salidas negociadas, que se ahonda por el fracaso del proceso del gobierno Pastrana en 2002.
El rechazo crea un ambiente que consolida la idea populista de seguridad democrática de Álvaro Uribe, por eso sorprende cuando Juan Manuel Santos reconoce el carácter político, económico y rural del conflicto y propone una solución negociada.
El académico concluye su relato señalando que “a partir de la firma del Acuerdo de Paz se profundiza la oposición a lo negociado, se rechaza la Jurisdicción Especial para la Paz, la Comisión de la Verdad, la llegada de exguerrilleros al Congreso y la resistencia a las modificaciones de la propiedad de la tierra”.
El profesor Fabio López de la Roche, del Iepri, considera que “estamos sumidos en odios cuando la pregunta es qué país queremos, qué queremos hacer con la industria, con el desarrollo campesino, con la educación, que se trabaje por un norte y no por un versus enfrascado en odios”.
Por su parte la escritora y periodista Patricia Lara advierte que “el logro sería entender que el mundo no se divide en buenos y malos, que en cuanto se encuentren esas miradas diversas bajaría la intolerancia, porque empezaríamos a entender el punto de vista del otro”.
(Por: fin/AMV/MLA/LOF)N.° 203