Desarrollo Rural
Raza dos de Fusarium oxysporum ataca el tomate en Colombia
La identificación de esta raza del hongo Fusarium oxysporum forma especial lycopersici permitirá trabajar en el manejo y control más adecuado de esta plaga, que afecta a uno de los cultivos de mayor producción en el país.
Bogotá D. C., 24 de abril de 2019 — Agencia de Noticias UN-Los síntomas asociados con la marchitez vascular por FOL son amarillamiento, marchitez de las hojas y necrosis vascular. Fotos: Sandra Carmona, magíster en Ciencias Agrarias de la U.N.


Determinación de razas de aislamientos colombianos patogénicos de FOL por medio de secuenciación del gen SIX3.


La investigación fue adelantada por Sandra Lorena Carmona Gutiérrez, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), quien señala que en el país no se contaba con suficiente información referente al estado de esta enfermedad, pues no se conocían específicamente las razas virulentas del fitopatógeno que estaban atacando los cultivos de tomate colombianos.
“Esta información es importante porque una estrategia de manejo debería basarse en saber cómo está afectando a la planta este hongo y qué clase de variedades o genotipos resistentes a la enfermedad se pueden cultivar”, explica la investigadora, quien además de caracterizar la raza de Fusarium oxysporum forma especial lycopersici (FOL) a la que se enfrentaban los productores, también realizó acercamientos a formas de manejo con agentes biológicos.
“Identificamos molecular y morfológicamente, por medio de protocolos que ya habían sido probados principalmente en Europa por otros grupos de investigación, dos aislamientos de FOL en Colombia y determinamos que se trata de la raza dos”, señala la magíster, y agrega que muchos de los genotipos que usan los productores en campo actualmente tienen resistencia solo a la raza uno.
Por eso, una primera medida para enfrentar mejor esta plaga sería empezar a implementar el cultivo de genotipos de tomate resistentes tanto a la raza uno como a la dos de FOL, que ya se encuentran disponibles en el comercio.
Control sin químicos
A partir de la identificación de la cepa de FOL que ataca los tomates, la investigadora también evaluó alternativas de manejo de la enfermedad con la implementación de un hongo biocontrolador conocido como Trichoderma y de un biopolímero derivado de la quitina llamado quitosán, que inducirían la resistencia de la planta contra FOL.
“Es como una vacuna: proveemos a las plantas de unos inductores biológicos que cuando los detecta, ella misma desencadena una respuesta que la lleva a estar preparada para defenderse de la enfermedad por medio de diferentes mecanismos como señalizaciones hormonales, de calcio, fortalecimiento de las paredes celulares, etc.”, indica la investigadora Carmona.
En esta parte del estudio se evaluaron 16 aislamientos de diferentes especies de Trichoderma, del cual ya se conocen productos comerciales por su característico antagonismo frente a Fusarium; y el quitosán, que es muy abundante en la tierra, se ha probado que puede inducir diferentes respuestas en las plantas.
“Tomamos las plantas para hacerles un tratamiento previo con estas dos alternativas de manejo, las inoculamos con el Fusarium que habíamos caracterizado y evaluamos el proceso de la enfermedad”, relata la investigadora, quien evidenció una reducción importante de la enfermedad con ambos tratamientos.
Con Tichoderma se redujo hasta el 57 % y con el quitosán hasta el 91 %, un resultado muy interesante teniendo en cuenta que la mayoría de los productos que existen en el mercado no son tan eficaces porque se deben aplicar al suelo, que es donde se encuentra hospedado el patógeno causante de la enfermedad.
El estudio se concluyó con una tercera fase en la que se seleccionó al quitosán a una concentración de 2,5 miligramos por mililitro como el mejor tratamiento, luego de evaluar diferentes moléculas según su peso molecular y diferentes concentraciones.
Además se hizo un seguimiento detallado de cómo es la afectación a nivel fisiológico que sufre la planta con el patógeno y cómo esta es mitigada por el quitosán.
“Buscamos que a futuro podamos evaluar estas mismas alternativas de manejo, ya sea de forma individual o en combinación, para generar un producto que se pueda aplicar en campo para manejar esta enfermedad y que las plantas perduren hasta el final del ciclo del cultivo”, explica la investigadora, y señala que dicho producto tendría la ventaja de ser biodegradable y libre de las consecuencias que tienen los fungicidas de síntesis química de contaminación y daños a la salud.
(Por: fin/ALP/MLA/LOF)N.° 170