Política & Sociedad
Populismo se reactivó con la paz
Aunque cabría esperar que las propuestas de los candidatos presidenciales se encaminaran hacia la construcción de un país más equitativo, los votantes se enfrentan a una encrucijada en la que los personalismos y caudillismos –típicos de las corrientes populistas– encabezan la intención de voto.
Bogotá D. C., 10 de abril de 2018 — Agencia de Noticias UN-Los candidatos presidenciales deberían enfocar sus esfuerzos en mejorar el acceso a la educación, la salud y la vivienda.


Factores económicos como la producción de carne y de cereales, llevaron a Argentina a un gran desarrollo durante la posguerra.


Colombia debe pensar en un modelo que sin ser populista permita una redistribución del ingreso, afirma el profesor Fabio López.


El modelo retomado por Lula da Silva resultó fundamental para el ascenso social de cerca de 35 millones de brasileños.


“Con la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, Colombia no vivió un populismo triunfante ni los logros sociales de esa tendencia, que tuvo excedentes económicos para redistribuir. Quizá por tal razón retornan de vez en cuando y tienen acogida las propuestas populistas”, sostiene el profesor Fabio López de la Roche, director del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
También se debe considerar que una vez desaparecidas las FARC, por primera vez en muchos años los colombianos no tendrán que votar a favor de continuar la guerra o negociar con la insurgencia armada. Así, podrán considerar aspectos como educación, salud, pensiones, vivienda y oportunidades de trabajo que permitan mejorar su calidad de vida.
“El creciente respaldo a figuras como Gustavo Petro es la expresión de la crisis de los partidos políticos tradicionales, consecuencia de sus prácticas corruptas y su incapacidad de responder a las demandas de los sectores populares”, subraya el docente.
No obstante el profesor López de la Roche advierte que una figura como Petro encarna la polarización pueblo: la oligarquía heredada de la Anapo de Rojas Pinilla, y el nacional-populismo del M-19.
De otro lado, la propuesta del Centro Democrático está ligada a un populismo de derecha encarnado en la figura del expresidente Uribe, la cual está fincada en un tipo de democracia plebiscitaria –“soy popular y por lo tanto puedo reelegirme indefinidamente”– que también tiene sus orígenes en el populismo.
“Con el argumento del apoyo popular y de masas al caudillo, junto con lo que en su momento se definió como el ‘Estado de opinión’, gobiernos como el de Álvaro Uribe, en Colombia, o Alberto Fujimori, en Perú, pretendieron reelegirse en forma indefinida”, recuerda el docente.
Cultura política
“Que un candidato como Iván Duque, sin mayor experiencia, suba en las encuestas del 9 % al 45 % al confirmarse que él es ‘el que dijo Uribe’, implica una transferencia de votos y adhesiones políticas que no habla bien de nuestra actual cultura política”, precisa.
Pese a logros destacables durante el paso de Gustavo Petro por la Alcaldía Mayor de Bogotá, como las inversiones hechas en el desarrollo de estratos 1 y 2, los programas de atención médica a las familias y la creación de hogares de paso para drogadictos, para el profesor resulta claro que también se debe gobernar considerando a las clases media y alta.
Sin adherir necesariamente al modelo populista –dados sus problemas con respecto a la democracia, las libertades y la polarización que genera–, el país requiere de un modelo que permita redistribuir el producto económico hacia extensas regiones de la periferia como Chocó, Catatumbo y Cauca, y también hacia los “territorios nacionales” (departamentos de Amazonas, Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada).
“Repensar el actual modelo económico neoliberal y despreciativo de la empresa y la inversión estatal hacia un esquema que pueda impulsar una redistribución para llevar inversión a esas regiones tradicionalmente aisladas requerirá de un gran esfuerzo cultural y educativo para que los servidores públicos retomen valores de servicio social, transparencia y honestidad en el manejo de los bienes públicos”, concluye el docente.
(Por: Fin/JCMG/MLA/LOF)N.° 404