Salud
Maternidad exige atención emocional
Además del enfoque fisiológico, los centros de atención a mujeres gestantes y lactantes deben tener en cuenta sus necesidades y cuestionamientos afectivos y emocionales, e incluir más a los padres.
Bogotá D. C., 25 de agosto de 2020 — Agencia de Noticias UN-Así lo revelan los relatos y vivencias de mujeres de un Centro de Desarrollo de Usme, en Bogotá, que permiten entender otros modelos de maternidad y paternidad.
Para Daniela Ariza Duarte, magíster en Educación del Instituto de Investigación en Educación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), la maternidad es mucho más que lo biológico, pues incluye una mirada plural, cambiante, llena de contradicciones y tensiones, en la que finalmente la mujer es la protagonista.
La investigadora basó su estudio en la “teoría fundamentada”, la cual enuncia que el conocimiento se genera en el diálogo, la conversación y el trabajo de campo.
Para su estudio entrevistó a 17 mujeres –9 embarazadas y 8 en periodo de lactancia–, que forman parte del programa Modalidad Familiar del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), ofrecido en el marco de la implementación de la Estrategia Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia “De Cero a Siempre”.
Según el DANE, en el primer trimestre de 2020 se registraron en el país 145.619 nacimientos, de los cuales el 29,1 % correspondía a madres entre 20 y 24 años. Esta cifra es inferior en 2,6 % a los 149.528 del mismo periodo del año pasado.
Interrelaciones familiares
La mujer embarazada está en el centro de toda la experiencia de maternidad y tiene interrelaciones con las redes parentales (su familia, la familia del padre del hijo, su pareja, y las redes sociales, entendidas como la vecindad y los espacios públicos), las cuales influyen en ella, pues incluyen conceptos de ser madres que se transmiten socialmente.
En la primera categoría sobre la mujer y su maternidad se encontró que el 90 % de ellas estaban planificando, por lo que la experiencia les resultó sorpresiva, generando emociones y sentimientos como miedo, soledad y vergüenza: las que tienen 38 y 39 años (la mayoría), por su avanzada edad, y las que tienen entre 18 y 19 años por su corta edad.
Los sentimientos en los que más profundizó el estudio fue el miedo al cambio físico y corporal, a que haya complicación con la salud del bebé, al abandono por parte del padre, a estar sola, y miedos pensados hacia el futuro sobre la crianza.
Nuevo rol parental
Después se analizó cómo se relacionan las madres con las redes parentales (el padre del bebé) y lo que esperan de él, y se encontró que aunque para ellas es importante que el hombre aporte económicamente, no es lo primordial, pues prevalece la idea de un padre presente.
“Sus expectativas estaban enfocadas a un rol de padre que estuviera ahí para ellas, que no las abandone, que esté disponible para apoyarlas tanto en las tareas domésticas como en el cuidado”, asegura la investigadora.
En cuanto a las redes con la familia se identificaron dos tipos: una de rechazo o de crítica sobre cualquier decisión que tome la mujer frente al embarazo o la crianza de su hijo, pero también las redes parentales se convierten en un apoyo para ella.
Por último se hizo un análisis sobre el Centro de Desarrollo Infantil, espacio en el que las mujeres tienen la posibilidad de compartir sus experiencias con otras. “Allí las mujeres apropian un lenguaje del desarrollo infantil, hablan de estimulación, de desarrollo temprano, de la importancia de la lactancia, algo muy valioso para ellas, que se convierte en un apoyo psicoafectivo, de bienestar”, señala la investigadora.
(Por: fin/SMC/MLA/LOF)N.° 848