Ciencia & Tecnología
Gestión del riesgo se proyecta con avances tecnológicos
Inteligencia artificial (IA) para detectar enfermedades con una llamada telefónica, máquinas capaces de explicar cómo y qué decisiones tomar, transparencia de los datos y la información que capturan los Estados o las empresas, son la base de la gestión del riesgo a futuro.
Bogotá D. C., 24 de noviembre de 2020 — Agencia de Noticias UN-En el conversatorio “Nuevas tendencias en la gestión del riesgo para la toma de decisiones estratégicas” se abordaron los retos tecnológicos actuales. Foto: Unimedios.


Los aparatos con internet de las cosas suelen capturar información de los usuarios. Foto: Cottonbro / Pexels.


Las personas ahora tienen una identidad digital por la que son reconocidos por los servicios en línea que usan. Foto: Gerd Altmann / Pixabay.


Luis Fernando Niño, director del Laboratorio de Investigación en Sistemas Inteligentes (LISI) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que uno de los aspectos que estarán en el centro de las tendencias serán las nuevas formas de identidades digitales y el riesgo asociado con la suplantación de identidad.
“Aunque se han logrado avances en tecnologías biométricas y en la familia basados en los libros de contabilidad digitales, como blockchain, es necesario generar normas regulatorias tanto sobre los datos de cada individuo u organización como sobre la transparencia e integridad de la forma en la que se recolectan esos datos”.
Así lo asegura el docente Niño, y agrega que estas tendencias se están orientando hacia la interoperabilidad, es decir que varios sistemas o entidades compartan información, y a desarrollos en los que las máquinas toman decisiones autónomas descentralizadas, gracias a la IA.
Para Julio Godoy, profesor de programación de robots y tópicos en IA de la Universidad Concepción (Chile), uno de los activos actuales más valiosos son los datos, y precisamente la IA permitirá analizarlos de manera más eficiente para la gestión del riesgo.
“Hay tecnologías que parecen ciencia ficción, pero que son reales, como técnicas de procesamiento de lenguaje natural, que detectan tonos inusuales de voz en llamadas para descubrir fraudes, o una iniciativa que busca detectar la COVID-19 en una conversación telefónica, en la que cuando la persona tosa se predice con algoritmos si está infectada”, detalla el docente.
Otros avances son las herramientas biométricas, que sirven para agilizar procesos burocráticos o minimizar riesgos en espacios como aeropuertos, y el uso de drones y sensores para recolectar información en plantaciones agrícolas que determinen cuándo cosechar o usar plaguicidas.
El riesgo como ciencia
“La gestión es en sí la administración del riesgo, pero pensada no como una lista de chequeo de cada proceso cumplido o reto superado, sino como la decisión tomada en un momento de incertidumbre”, explica el profesor Gustavo Pérez, del Departamento de Ciencias de la Computación y la Decisión de la UNAL.
El docente complementa que por esa razón las instituciones deben ver el riesgo como una ciencia, con bases académicas fundamentadas, que aunque hoy se cuenta con la norma ISO 32000, se debe empezar a ver la administración del riesgo de Cuarta Revolución Industrial. “Con la pandemia se demostró que ya no se vive en ambientes controlados donde se toman decisiones sobre planes presupuestados”, subraya.
Para Christian Estay, doctor en Proyectos de Innovación de la Universidad Politécnica de Cataluña y gerente de EstayConsulting Consultoría Estratégica, “con la pandemia las personas se han vuelto más astutas digitales, entienden que los Estados tienen suficiente datos de los ciudadanos para planificar dónde construir escuelas u hospitales, o cómo planificar la urbanización de forma eficiente”.
Entre cisnes negros y verdes
Agrega que “desde hace 20 o 30 años vivimos en una sociedad en riesgo, no solo por la pandemia. Nos enfrentamos a los ‘cisnes negros’, aquellos fenómenos económicos que desconocemos, y a los ‘cisnes verdes’, que son escenarios ambientales”.
Y puntualiza: “la COVID-19 es un cisne verde, se aprenderá a vivir con el riesgo, y a mediados de 2021, cuando se empiece a entender el nuevo escenario, se tendrá que estar preparado para un mundo digitalizado, regido por algoritmos y robotizado”.
“Debemos estar preparados a lo que pasará cuando tengamos controlado este escenario; desde ya debemos preguntarnos cómo seguiremos en un mundo que nos dice qué hacer sin intervención humana”, enfatiza el consultor.
Por último, asegura que “tener un recurso humano altamente capacitado y preparado será igual de fundamental que tener las máquinas. Además ya no basta con pensar en el corto plazo, sino en los nuevos riesgos, y en cómo las decisiones de riesgo ya no dependen de variables controlables sino de comportamientos sociales, por lo que se necesita gestionar el riesgo desde lo sociológico, lo tecnológico, lo jurídico y lo organizacional”.
(Por: fin/AMV/MLA/LOF)N.° 267