Ciudad & Territorio
Estructura espacial de Bogotá afecta posibilidad de tener empleo formal
Cuanto más alejada viva una persona de los centros donde se concentra el empleo formal, más posibilidades habrá de que tenga un trabajo informal.
Bogotá D. C., 11 de agosto de 2020 — Agencia de Noticias UN-Así lo advierte el trabajo “Dimensión espacial de la informalidad laboral: evidencia para Bogotá”, de María Paula Contreras Navarrete, estudiante de la Maestría en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).
El estudio toma como base la información georreferenciada de la encuesta multipropósito de 2017 y de la Oficina de Infraestructura de Datos Espaciales para el Distrito Capital (Ideca) para ofrecer un análisis sobre la relación intrínseca entre el lugar de habitación y la forma de empleo con la que se subsiste.
A partir de la división de Bogotá en Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ), que son zonas urbanas cuyos límites se establecen en dimensiones menores a las localidades y que comparten características urbanísticas y socioeconómicas, la investigadora establece un mapa de porcentaje.
En este se puede evidenciar que las zonas con mayor presencia de trabajo informal se encuentran en barrios de la periferia, donde el porcentaje se estima entre 46,8 y 68,2 % en las zonas limítrofes, y llega a 28,7 y 38,1 % en zonas dispersas del centro-oriente y occidente.
En un mapa similar, que muestra el tiempo que se demora una persona con empleo formal en llegar a los centros de trabajo en la ciudad, nuevamente los habitantes del sur muestran una cantidad de tiempo mayor invertida en desplazamiento que las demás zonas de la ciudad.
En las UPZ del sur, el promedio de tiempo invertido va de 57 a 72 minutos, mientras que en el centro el tiempo de desplazamiento llega máximo a 43 minutos.
A partir de estos datos, la investigadora concluye que la informalidad como “efecto contagio” es común en la medida en que una persona que habita en zonas con alto nivel de informalidad se dedique a buscar o mantener un trabajo de este tipo.
Sin embargo, existen problemas de endogeneidad, que quiere decir que lógicamente la informalidad vinculada a la situación espacial también obedece a la capacidad socioeconómica de las personas de vivir en determinados lugares de una ciudad como Bogotá.
Disminución por jardines infantiles
La disponibilidad de jardines infantiles y centros de atención a la primera infancia se concentra sobre todo en las UPZ donde los niveles de trabajo informal son mayores; sin embargo, cuando se analizan casos puntuales se evidencia que esta disponibilidad hace que los trabajadores dejen a sus hijos pequeños en estos lugares para romper con restricciones que puedan afectar su movilidad al llegar a sus centros de trabajo, en el caso de los individuos en situación laboral formal.
Es decir que cuando hay jardines o centros de atención a la primera infancia en la UPZ donde reside el individuo, los niveles de que se dedique a un trabajo informal bajan.
“Las estimaciones muestran que un aumento en la densidad de centros de cuidado infantil aumenta en 4,2 puntos porcentuales la probabilidad de tener una ocupación formal”, por lo que este fenómeno mejoraría la calidad de vida especialmente de las mujeres, quienes en su mayoría se dedican al cuidado de sus hijos, lo que conllevaría la búsqueda de trabajos formales en los que puedan cumplir horarios.
En una de las conclusiones de su trabajo, la investigadora argumenta que para reducir niveles de informalidad en la ciudad es necesario implementar un sistema de transporte integrado que acorte los tiempos de movilidad y conecte eficientemente las zonas más alejadas.
(Por: fin/SRB/MLA/LOF)N.° 791