Política & Sociedad
Deslizamientos, producto de los cambios climáticos
Los deslizamientos en vías como Bogotá-Villavicencio y Bogotá-Villeta, más allá de las lluvias, se originan por cambios climáticos drásticos, de frío a calor o viceversa.
Bogotá D. C., 22 de junio de 2010 — Agencia de Noticias UN–A esta conclusión llegaron investigadores de la Universidad Nacional que vienen estudiando las rocas blandas o lodosas, que se forman por procesos de acumulación de sedimentos y están compuestas por capas o partículas muy finas. Por su complejidad, se deforman rápidamente.
“La composición químico-mineralógica de estos materiales es tal, que eso es lo que la vuelve muy vulnerable a los cambios medioambientales. Estas rocas tienen un elemento que se llama sulfuro de hierro o pirita, que al entrar en contacto con el oxígeno se oxida, se degrada y se altera muy fácil”, explicó Mario Camilo Torres, docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, y autor de la investigación.
Colombia, en particular, por estar en una zona intertropical, sufre cambios de humedad relativa intensos. Mientras en la mañana se puede tener una temperatura cercana a cero, al mediodía ésta puede subir a los 20 ó 25 grados centígrados. “Esto, que afecta gravemente a nuestros materiales, no se ve en todos los países, menos en donde hay estaciones”, señaló Torres.
La Cordillera Oriental es la que mayor presencia de rocas blandas tiene en el país. En general, de todas las formaciones rocosas de Colombia un 25% serían blandas. Es más, cerca del 80% de los deslizamientos que ocurren en la Cordillera Oriental colombiana están relacionados con este tipo de rocas.
Zonas afectadas
Los costos de construir túneles con respecto a los costos de construir en superficie podrían ser 2 ó 3 veces mayores, pero si llegaran a ocurrir con las vías de superficie todos los problemas que se han presentado en la vía de El Cune (Bogotá-Villeta), el costo sería 4 ó 5 veces mayor que haber construido los túneles.
Algunas de las zonas que se ven afectadas por la alta presencia de este tipo de rocas blandas o lodosas son Villeta (Cundinamarca), Villavicencio y Bucaramanga, lo que se refleja en los constantes deslizamientos en sus vías. “En general, en todo el corredor vial Bogotá-Costa Norte de Colombia hay problemas de inestabilidad y de deformación de las estructuras, por causa de este tipo de rocas”, afirmó el investigador.
Por tanto, estas zonas requieren de una infraestructura vial que no sea muy superficial. “Deberíamos estar pensando en impulsar los túneles para atravesar esas masas rocosas más abajo”, señaló el investigador. Si se va a hacer una carretera y se corta la roca para atravesar la vía, se está induciendo a que los procesos de degradación se aceleren. Si se trata de cruzar estos materiales más profundamente, se puede tener más control o dilatar los fenómenos de degradación.
Por ejemplo, el deslizamiento de El Cune, que ocurrió en 300 metros de vía, le ha costado casi 15 millones de dólares en pérdidas al país. “Con eso se podrían construir, por lo menos, dos túneles. Las pérdidas pueden ser mayores que lo que puede costar la construcción subterránea”, dijo Torres.
El docente agregó, sin embargo, que proyectos grandes como la Ruta del Sol enfrentarían dificultades desde el punto de vista constructivo o de estabilidad después de terminada la obra, debido a la presencia de rocas blandas en la vía. “Si al problema de degradación de los materiales se le suma el problema geológico de zonas como la de Santander, el problema es realmente grave en infraestructura vial, en ese sector”, enfatizó.
Hoy hay proyectos en curso que, como lo sostuvo Torres, no deben desconocer los impactos que podrían darse por estas formaciones lodosas. El país se viene enfrentando a una constante variabilidad climática, lo que, de acuerdo con el estudio, influye en una degradación más rápida de este tipo de rocas. Por tanto, construir teniendo en cuenta esta realidad puede evitar réplicas de lo sucedido en El Cune.
(Por: Fin/mpt/csm/vbr)N.° 812