Política & Sociedad
Crisis en Unidad Nacional refuerza incertidumbre en el país
Con la mirada puesta en las elecciones presidenciales de 2018, la llamada Unidad Nacional se desmorona y fragmenta. A pesar de que se habla de una oportunidad para nuevos líderes, movimientos y fuerzas políticas, la contienda se dará dentro de los linderos del actual sistema político, tal y como sucede cada cuatro años.
Bogotá D. C., 22 de agosto de 2017 — Agencia de Noticias UN-El 11 de marzo de 2018 se llevarán a cabo las elecciones para el Congreso. Foto: Ovidio González/Unimedios.


Con la mirada puesta en las elecciones presidenciales de 2018, la llamada Unidad Nacional se desmorona y fragmenta.


El profesor Andrés Dávila Ladrón de Guevara, director del Departamento de Ciencia Política de la Pontifica Universidad Javeriana señala en un artículo de análisis publicado en la edición 212 de UN Periódico (agosto 20), que el sistema político sufre los impactos de esta situación, en particular el adolescente sistema de partidos surgido en 2003.
Según el docente, el sistema afronta varios retos. El primero, la incapacidad de articular lo nacional, lo regional y lo local. El segundo, el hecho de que no existe, en la práctica, un primus inter pares: varios partidos de tamaño semejante compiten por imponerse, lo cual ha generado, por ejemplo, la prevalencia en la coalición de la Unidad Nacional del partido más pequeño: Cambio Radical.
Al respecto, manifiesta que una primera descripción muestra que en el centro derecha del espectro están los partidos de la Unidad Nacional (el Partido de la U, Liberal, Cambio Radical y Conservador); en la derecha se encuentra el Centro Democrático; por distintos lugares del espectro revolotean los verdes; y, “en un patio trasero, estrecho e incómodo, está la izquierda, incluidos los progresistas del exalcalde de Bogotá Gustavo Petro. A ese mismo lugar llegarán las Farc convertidas ahora en un partido político”.
El profesor menciona que en ese escenario descrito prima la fragmentación, la cual se hace visible, primero, por la etapa que afronta el Partido de la U que, entre los escándalos de corrupción y el rechazo a la nueva conformación del gabinete ministerial, pasando por la decisión de no tener candidato presidencial propio, parece abocado a una innegable crisis; y segundo, en la aparente consolidación de Cambio Radical; por ejemplo, los recientes nombramientos apuntalan el enorme poder entregado al exvicepresidente Germán Vargas Lleras, a pesar del silencio que guarda con respecto a presentar su candidatura para las elecciones presidenciales de 2018.
En cambio, destaca, dentro de la misma coalición están un par de venerables “ancianos”, pronto bicentenarios: los partidos Liberal y Conservador. “Pese a las dificultades para tener mayorías y mantener su lugar en la escena política, los respalda la capacidad histórica para continuar vigentes. Además, aunque no han definido sus estrategias electorales y enfrentan amenazas de división, paradójicamente ofrecen la continuidad y estabilidad necesarias para esta última etapa del gobierno”.
Coaliciones no partidistas
En su análisis el profesor Dávila señala que con respecto al panorama electoral, una muestra de la fragmentación es la larga lista de precandidatos a las presidenciales del próximo año. En ese sentido, habrá que esperar para ver cómo se ordenan las pre y candidaturas en la proximidad de las elecciones para Congreso y en la antesala de la primera vuelta.
El docente considera que las elecciones de marzo fungirán en la práctica como una preprimera vuelta que servirá para establecer un primer balance tanto en torno a continuidades y cambios en el sistema de partidos como en relación con posibles coaliciones en el próximo gobierno. Particularmente se sabrá si alrededor de la ruptura Santos-Uribe se ordenan fuerzas enemigas o distantes, lo que redefinirá una nueva izquierda, centro y derecha.
De otra parte, indica, desde la opinión pública y en los medios cada vez se escuchan más voces que señalan que, dada la crisis de los partidos, su carácter personalista y la vigencia de temas como el de la corrupción, es la oportunidad para que nuevos líderes, movimientos y fuerzas políticas ocupen los espacios que se abren, poniendo en práctica otro tipo de relaciones políticas ajenas al clientelismo y la politiquería.
Al respecto, afirma que instancias como la Misión de Observación Electoral y Transparencia por Colombia han indicado que en 2018 primarán las coaliciones no partidistas y habrá un lugar especial para candidatos y partidos ajenos al clientelismo y los modos de hacer política hasta hoy.
“Por sus características, el sistema político y el sistema de partidos se ordenan en torno a las organizaciones mencionadas, más allá de lo personalista. Hay mucho de organización y resulta difícil sustituir de manera eficaz las prácticas clientelares. En tal sentido, es importante no generar expectativas sin suficiente sustento”.
Para el profesor Dávila, lo que suceda en 2018 estará asociado con los movimientos de los líderes y facciones dentro de los actuales partidos, incluso de aquellos que han renunciado a sus divisas y pretenden acudir a la onerosa consecución de firmas; es con ellos con quienes se podrían dar posibles alianzas, impensadas hace pocos años; falta ver si se concretan y cuánto duran.
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(Por: fin/ADLG/dmh/LOF)N.° 310