Ciudad & Territorio
Ciudad Bolívar, ilusión de arraigo para víctimas del conflicto
Las construcciones territoriales de esta población están dadas por los sentimientos: algunos se han quedado porque allí hay una parte rural en la que se sienten como en su hogar; otros porque han encontrado el amor y han construido un proyecto de vida, y varios más han propiciado procesos de reconciliación con sus victimarios.
Bogotá D. C., 25 de julio de 2018 — Agencia de Noticias UN-Como lo evidenció el investigador Javier Enrique Aguilar, magíster en Geografía de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), Ciudad Bolívar es unas de las localidades de Bogotá con mayor número de asentamientos de víctimas y victimarios del conflicto.
Apropiación de tierras, redes y procesos sociales y económicos de subsistencia son algunas dinámicas que ha generado la llegada de estos colombianos a dicha localidad.
“El arribo de personas despojadas y amenazadas, entre otras condiciones, generan procesos de territorialización porque ellos toman algunos predios o se relacionan con vendedores ilegales de tierra para asentarse allí. A partir de esto comienzan a generar y a ejercer control sobre ciertos lugares para formar parte de esa comunidad”, explica el investigador.
Según el Registro Único de Víctimas (RUV), de las 361.705 inscritas en Bogotá, 345.347 lo son por el conflicto armado. Los datos de la Alta Consejería de Bogotá determinan que el 15,2 % de esta población vive en la localidad de Ciudad Bolívar, constituyéndose en la mayor receptora en la capital.
Mujeres, gestoras de convivencia
A raíz de su experiencia con la comunidad, el magíster identificó que las mujeres, sobre todo campesinas, se han empoderado de los procesos y dinámicas comunitarias con la creación de redes y comités para mejorar la convivencia y crear alternativas económicas de esta población.
Las oportunidades laborales para muchas de estas personas –ubicadas en barrios como el Tesoro y Lucero– son mínimas. Algunas se encontraron con la realidad de que existe una desarticulación entre Bogotá y la localidad, situación que se ve reflejada en el trato que los capitalinos les dan a los habitantes del sector, quienes se sienten estigmatizados.
Lejos de la discriminación por la inseguridad y los problemas sociales, las comunidades indígenas han optado por buscar alternativas laborales a partir de sus saberes, entre ellos las artesanías. Las mujeres se quedan en casa cuidando a sus hijos y dedicadas a este oficio, para que los hombres las comercialicen.
Ruralidad y producción
El estudio se desarrolló con las organizaciones Mujer, Tierra y Memoria, Mujer Siglo XXI y con el colectivo de la Corporación Renacer, que trabaja con el banco de alimentos. Ellos cuentan con proyectos como validación del bachillerato, procesos económicos productivos como la fabricación y venta de ropa, y articulaciones con otras organizaciones.
En las unidades de planeación rural (UPR) de esta localidad se encuentra población víctima en Pasquilla, Mochuelo y Quiba, que trabaja tanto en la extracción de gravas y en cultivos, como en la producción de leche. Sin embargo sus construcciones territoriales están dadas por los sentimientos al territorio.
De otra parte, las emociones y los sentimientos también han jugado un papel importante en la convivencia entre víctimas y victimarios. “Lo último que quieren las víctimas es vengarse, lo que desean es que el Estado dignifique sus derechos y muestre la verdad de lo que ocurrió. En algunos casos se han vivido procesos de perdón”, comenta el investigador.
El pasado también ha influido en los procesos de territorialidad. Al respecto, el magíster recuerda que cuando se entregaron las viviendas de interés social durante la administración del exalcalde Gustavo Petro, tanto víctimas como victimarios terminaron compartiendo los mismos espacios. No obstante, algunas víctimas han tenido que ocultar su identidad o adoptar medidas de seguridad por temor a encontrarse con sus victimarios.
“Algunos de ellos dicen que la localidad ha sido territorializada por ciertos grupos armados, así que la disputa no ha sido solo con los pobladores del lugar, sino también con los actores armados”, concluye el magíster.
(Por: fin/DGH/MLA/LOF)N.° 945