Desarrollo Rural
Apriscos de guadua aportan al cuidado ambiental
Estos “refugios" para cabras y ovejas, que usualmente se construyen en adobe o piedra, e incluso en paredes de malla, contaminan menos y optimizan el uso del agua si se construyen en guadua.
Medellín, 01 de marzo de 2019 — Agencia de Noticias UN-En las construcciones, la guadua se puede usar en esterilla, en lata, laminada o entera, como en el aprisco propuesto por la U.N.


Profesora Eugenia González Castrillón, del Departamento de Ingeniería Agrícola y Alimentos de la U.N. Sede Medellín.


La guadua no es un árbol, por tanto conserva su diámetro a lo largo de los años. Lo único que cambia es su altura.


Las características de la construcción del aprisco de la U.N. atienden a necesidades de mejoramiento ambiental.


Investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín encontraron en este material natural la mejor alternativa para minimizar los impactos ambientales producidos por las explotaciones agropecuarias.
El trabajo, liderado por el Grupo de Investigación en Guaduas, del Departamento de Ingeniería Agrícola y Alimentos, se propuso construir un aprisco que optimizara en un 100 % el uso del agua como recurso natural, pues al visitar estas instalaciones en municipios como Barbosa y Girardota, se encontró un factor común: la tierra estaba contaminada por la mezcla de agua y sólido al limpiar las excretas de los animales.
“Observamos que cuando el operario lavaba el piso del lugar desperdiciaba mucha agua, que además se juntaba con las heces del animal generando contaminación ambiental”, expresa la investigadora Eugenia González Castrillón.
Por eso la propuesta contempló construir un aprisco modular de 1,80 m, elevado del piso, en guadua Angustifolia Kunth: “este recurso natural tiene propiedades físicas y mecánicas adecuadas para edificar estructuras resistentes, livianas, económicas, modulares y sostenibles”, explica la profesora González.
Diseño innovador
La construcción piloto se realizó en el aprisco de la Facultad de Ciencias Agrarias, ubicado en el campus El Volador de la Sede Medellín, que actualmente cuenta con 21 cabras (13 hembras y 8 machos) y 65 ovejas.
El material vegetal –con 10-15 cm de diámetro y 1,5-2,5 mm espesor– se seleccionó en la Hacienda Monte Negro, del Quindío. Después se delimitó el terreno y se niveló, se hicieron las excavaciones para las columnas y se vaciaron las zapatas; cuando la guadua se secó, se inmunizó y se conformaron diferentes módulos. Por último se puso teja termoacústica para el techo.
En el primer piso se ubicaron cajones de lombricultivo para recibir la excreta animal que caerá del segundo nivel, y arriba se construyeron corrales de madera con ranuras justas para darle paso a las heces.
Con los dos niveles se pretende facilitar la manipulación y el aprovechamiento del estiércol, mediante el cultivo de la lombriz roja californiana. Esta especie produce humus, es decir abono que suple la necesidad de aplicar fertilizantes y que también se puede utilizar para abonar el suelo. “Con este diseño, además de ahorrar agua, le apostamos a una cadena en la que se cierran ciclos, se evita la contaminación y se mejoran las condiciones ambientales”, expresa la profesora González.
Después de realizar la investigación y de tener un prototipo, el Grupo –en compañía del profesor Raúl Velásquez, del Departamento de Producción de Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias– busca llevarles estas soluciones a los campesinos, para que repliquen el modelo, con la elaboración de manuales, que les den la oportunidad de construir un lugar autosostenible.
(Por: Fin/SCD/MLA/LOF)N.° 933