Economía & Organizaciones
Agroecología, un aval alimentario
Reflexionar sobre la situación alimentaria y plantear soluciones para combatir la pobreza en el mundo, fue la invitación del experto estadounidense Eric Holt Gimenez en su visita a la UN en Medellín.
Medellín, 15 de abril de 2010 — Agencia de Noticias UN–A apoyar el campesinado del país y fortalecer las pequeñas producciones, invitó el experto. Fotos:Medellín/Unimedios


Erick Holt Gimenez, Director Ejecutivo del Centro de investigación para las causas del hambre Food First y autor del libro “Rebeliones alimentarias”


Holt Gimenez, director Ejecutivo del Centro de Investigación para las Causas del Hambre, Food First y autor del libro Rebeliones alimentarias fue uno de los conferencistas invitados al Doctorado en Agroecología que adelanta la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Sede Medellín.
En el Foro Rebeliones Alimentarias: Agroecología y Movimientos Sociales, el experto habló de las principales causas que ha generado este fenómeno en el mundo y de las cuales, destacó el encarecimiento de los productos que impiden que las personas puedan consumirlos.
Igualmente, criticó el uso de las tierras para producir agrocombustibles y, además, planteó algunas posibilidades para disminuir el hambre y mejorar las condiciones alimentarias de los individuos.
De acuerdo con Holt Giménez, la rebelión alimentaria consiste en un movimiento diverso y heterogéneo a nivel mundial, generado por las personas, comunidades, organizaciones y federaciones de campesinos y consumidores que rechazan la monopolización de la comida y apoyan la agroecología, la localización, democratización y soberanía de los sistemas alimentarios.
En el 2008 estos movimientos se presentaron en Haití, Yemen, Camerún, Egipto, Somalia, Senegal, Indonesia, Burkina, donde se registraron protestas por el aumento de los precios de la comida. Sin embargo, en otros países no calificados en pobreza como Italia y Estados Unidos, también se han registrado este tipo de manifestaciones.
“Es una crisis a nivel global que no se da por la falta de alimentos, porque hay de sobra para todo el mundo; pero la gente no puede pagar los precios del mercado por esos alimentos y los países del sur se han vuelto muy dependientes de los del norte para los granos”, puntualizó.
La concentración de productos alimenticios en las grandes empresas agroindustriales y la especulación de las grandes casas financieras en el mundo aumentaron los índices de pobreza, porque la mayoría de los consumidores no tienen suficientes ingresos para pagar los altos costos de la comida.
Para Holt Gimenez, es preocupante que el 70 por ciento de los campesinos que producen alimentos en el mundo no puedan comprarlos, y por eso resaltó el trabajo que adelanta la UN y otras instituciones en lo relacionado con la formación de profesionales que fortalezcan e impulsen el desarrollo agrícola y la conservación del medioambiente en el país.
“La academia juega un papel importante, porque puede investigar acerca de las principales causas del hambre; formular posibles soluciones y consolidar una alianza con los movimientos campesinos para la producción de conocimiento, información y análisis para la soberanía del sistema alimentario”.
El experto hizo un llamado a los gobernantes, académicos y empresarios para que se valore al campesinado y se apoye a las pequeñas producciones que, considera, son eficientes y distribuyen mejor los beneficios de la agricultura.
De este modo, se fortalecerá la agroindustria y se adelantará en los avances de esta ciencia, fundamental para la supervivencia alimentaria.
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