Economía & Organizaciones
Agro, sin proyección y sin política clara
En Colombia no hay políticas claras con respecto a la agricultura. Si bien se han hecho esfuerzos aislados, no se ha proyectado el sector de forma estratégica.
Bogotá D. C., 29 de julio de 2010 — Agencia de Noticias UN–Mientras países como Israel logran prosperidad en tierras áridas, Colombia no tiene claridad en el aprovechamiento de sus suelos. Hay que partir de una paradoja: en Colombia las principales tierras, aptas para la agricultura, son usadas para la ganadería extensiva. Es decir, se siembra en la montaña, lo que no permite hacer plantaciones grandes, y se cría el ganado en la planicie, señaló Iván Montoya, decano de la Facultad de Agronomía de la UN en Colombia.
La agricultura en Colombia, aprovecha menos del 5% de las tierras del país. De acuerdo con Montoya, en áreas como la Amazonia y la Orinoquia, no se hace agricultura tecnificada y en la zona de la Costa Norte se da sobre todo ganadería. Lo demás se siembra en la cordillera, en el Magdalena y el Cauca.
Sin planeación
Más allá del problema del uso de la tierra, está la falta de planeación estratégica del país. Por ejemplo, Colombia le apostó a un cacao común, sin diferenciación, ni valor agregado. “Tenemos 50 mil hectáreas nuevas de un cacao que no sirve para competir en la rama de los cacaos finos. Tampoco podríamos competir en cacaos crudos, con países como los asiáticos, Brasil y Costa de Marfil, porque no hay suficientes áreas cultivadas”, dijo Giovanni Muñoz, docente de la Facultad de Agronomía.
Hay dos grandes mundos en el comercio: los commodities, como el petróleo, el maíz, el trigo; o los bienes especializados: productos orgánicos, cacaos y cafés finos, que así sean primarios, son de alto valor. “Colombia no ha hecho la apuesta en ninguno de los dos mundos. No hay una política clara, salvo en palma”, sostuvo Muñoz.
Hay ejemplos de países prósperos, gracias a la agricultura. Uno de ellos es Israel, que con tierras áridas ha avanzado en agricultura. Se ingenió sistemas de riego, que lo ubican como un gran productor de este tipo de tecnología. Otro ejemplo es Polonia, que en los 90, tenía peores indicadores que los de Colombia, tenía un Gobierno inestable, no contaba con productos o mercados asegurados, ni definidos. Sus tasas de desempleo eran superiores al 30%, además de un PIB negativo. Pero a partir de una planeación estratégica, basada en sus fortalezas competitivas en productos básicos e industriales logró indicadores de desarrollo, superiores a los colombianos.
Un caso cercano es el de Chile, que con terrenos áridos ha sacado adelante la producción de uva y vinos. También, de jatrofa, una planta apta para la fabricación de biocombustible, que sería, según Muñoz, más competitiva que la palma, en muchos suelos como los colombianos.
En Colombia existe un mito y es que hay muchas tierras ideales para todo tipo de agricultura. La realidad es que grandes extensiones de tierra en Colombia son ácidas y semiáridas. “Salvo algunas como las del Valle del Cauca, nuestras tierras tienen problemas específicos para grandes producciones, por eso, el enfoque debe ser el de promover productos que compitan con valor agregado, como los cafés especiales, o producir aquello que mejor se adapta a las condiciones colombianas, como la jatrofa, una apuesta exportadora interesante”, dijo Muñoz.
Más allá de la cosecha
Un problema fundamental es que la producción que se desarrolla en Colombia, se cosecha y se tiene que vender. Eso crea dificultad para obtener ganancias con un precio justo. “Tenemos una pobre infraestructura de almacenamiento de cosechas en el país. Cuando uno está obligado a vender, vende al precio que le compren”, señaló Montoya. Agregó que una opción es hacer énfasis en pos cosecha, para procesar los productos, por ejemplo, en compota, en lo que a fruta se refiere. “Si hay cadena de frío, si hay un conjunto de tecnologías que apoyen la producción, el negocio cambia”, sostuvo el docente.
Al mismo tiempo afirmó que no se están aprovechando algunas potencialidades del país. “Tenemos una de las mejores variedades para la producción de almidón de yuca de uso farmacéutico, pero no somos exportadores, sino que importamos. En la UN se han estudiado variedades de papa y yuca óptimas para la producción de este tipo de almidón, que tiene unos requerimientos de industrialización, que no son tan altos”, dijo.
Un fenómeno importante es el de los intermediarios y las pérdidas para el campesino. El productor es el que asume todos los riesgos de la producción: que la planta no nazca o que crezca con alguna enfermedad o plaga, o que, pese a obtener la cosecha, el precio en el mercado sea inferior a los costos de producción.
“Lo más avanzado en información de precios en Colombia es el Sipsa, del Ministerio de Agricultura, que encuesta en las centrales de abastos de forma discontinua y dispersa, los precios de los productos, en solo un eslabón de la cadena, pero no existen bolsas de productos agrícolas. Prevalecen solo fuerzas especuladoras que amplifican las asimetrías del mercado”, sostuvo Muñoz.
Este es el panorama de la agricultura en Colombia, con necesidades crecientes que hoy trascienden del problema de distribución de la tierra a nuevos desafíos, que reclaman que, más de un tema de campaña, el agro sea parte de la agenda estatal, con una política clara.
(Por: Fin/mpt/feb/dss)N.° 80