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Desarrollo Rural

Antioquia, Cundinamarca y Boyacá, regiones con mejores prácticas de ganadería ovina

    El monitoreo realizado a 7.720 animales –distribuidos en 104 granjas de pequeños y medianos ovinocultores– evidenció que factores como el acceso a forraje de alta calidad y en grandes cantidades; la rotación de potreros para evitar el sobrepastoreo e impulsar la regeneración del pasto; y el uso de suplementos durante la gestación, la lactancia y el engorde, favorecen un crecimiento óptimo y mejoran la calidad de la carne.

    En Colombia la población ovina es de 1.819.247 animales, el 73,2 % de los cuales se concentra en la Región Caribe, especialmente en La Guajira. En 2022 se produjeron 38.000 toneladas de su carne, y aunque este tipo de ganadería representa un importante sector de la economía pecuaria del país, no existen estudios detallados sobre su productividad.

    En el marco del proyecto Sistema de Gestión Tecnológica de la Cadena Ovina, liderado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), la investigadora Andrea Baracaldo Martínez, magíster en Producción Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, hace un valioso aporte al estudio de la ovinocultura nacional.

    Para su trabajo, la investigadora visitó las granjas cada 30 o 45 días, y para hacer un seguimiento integral empleó herramientas tecnológicas, entre ellas un inventario informático para garantizar datos precisos y representativos con respecto a factores como la identificación de animales y el monitoreo y la evaluación de la reproducción.

    Con respecto a los indicadores de población, se encontró un inventario de entre 74 y 79 animales por granja, lo que refleja gran variabilidad entre las unidades productivas.

    En cuanto a la estimación de hembras en crecimiento por cada adulta, el promedio fue de 0,7 gramos, lo que indica un desarrollo moderado de las crías.

    “Además se observó que por cada reproductor había 25 vientres en promedio, una proporción adecuada para la reproducción en condiciones controladas”, menciona la investigadora.

    En relación con los indicadores reproductivos, las ovejas tuvieron su primera concepción entre los 5 y 15 meses, y alcanzaron el primer parto a los 20 meses, cifras que indican una maduración reproductiva relativamente temprana. El intervalo parto-concepción fue de 65 días, y el periodo entre partos fue de unos 240 días, lo que señala un ciclo reproductivo eficiente con partos que se presentan aproximadamente al año.

    En los indicadores de producción, el peso promedio al nacer fue de 1 a 3 kg, y al destete de 5 kg. La ganancia diaria de peso fue de 145,5 g al día, con pesos promedios de 10 y 28 kg; a los 8 meses las ovejas pesaban entre 11 y 34 kg, y al año entre 12 y 41 kg.

    Por sexos, los machos mostraron un desarrollo ligeramente superior en todos los parámetros, con un peso al nacer de 1 a 3 kg, y al destete de 6 a 16 kg, mientras que las hembras registraron 1 a 3 kg, y 5 a 16 kg respectivamente.

    Por otra parte, los hallazgos de la investigación arrojaron que las granjas de Antioquia y Cundinamarca tienen inventarios grandes o muy grandes y un nivel tecnológico de alto a muy alto. Se caracterizan por una edad al primer parto alta (18 a 23 meses) y un intervalo entre partos más eficiente (menor a 303 días).

    En Sucre se encontró que su nivel tecnológico es bajo y sus características reproductivas promedio, como una edad al primer parto de 17 meses e intervalos entre partos de 180 a 303 días. Los pesos al nacimiento y al destete, tanto de hembras como de machos, son bajos, al igual que el peso a los 12 meses.

    Boyacá por su parte también presentó un alto nivel con animales que varían de pequeños a grandes y con características reproductivas como una edad al primer parto muy alta (18 a 23 meses) y un intervalo entre partos también elevado (348 a 517 días).

    Estas granjas se caracterizaban por un manejo adecuado de la pradera, mejor nutrición y mayor conocimiento sobre el manejo en los animales. Los resultados destacan las capacidades productivas y reproductivas de las ovejas bajo un manejo técnico adecuado, subrayando la importancia de la planificación en las granjas para maximizar el rendimiento.

    La investigadora dice que “mantener prácticas de higiene, programas de vacunación y desparasitación regulares también contribuye a prevenir enfermedades y reducir el estrés, lo que repercute directamente en una mayor productividad y calidad tanto de la carne como de la lana”.

    En ese sentido, recomienda “buscar proyectos de investigación que le permitan al productor construir nuevo conocimiento, involucrando la gestión del conocimiento con los productores, trabajadores y profesionales en la planeación de la granja ovina”.

    También considera que “se debe realizar investigación en sistemas de alimentación, planes sanitarios, cruzamientos y mercado que potencialicen el desarrollo del sector ovino en el país”.