Educación
Yu Takeuchi empezó a enseñar desde el garaje de su casa
Ecuaciones diferenciales, el primero de los tantos libros que han educado a generaciones de matemáticos y físicos del mundo, fue escrito por el profesor Yu Takeuchi con su estudiante Carlos Ruiz y con el profesor Arturo Ramírez Montúfar –entonces rector de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL)– e impreso en Japón, desde donde fue enviado por barco a Colombia y por tierra hasta Bogotá.
Bogotá D. C., 16 de diciembre de 2020 — Agencia de Noticias UN-El edificio de la antigua Facultad de Matemáticas pasó a llamarse Edificio Yu Takeuchi como homenaje a su trabajo.


Ecuaciones diferenciales, el primer libro del profesor Takeuchi, fue impreso en Japón y enviado a Colombia por barco.


Así lo recuerda el docente Iván Castro, a pocos días de conmemorarse el sexto año de la muerte de Yu Takeuchi, matemático japonés nacionalizado colombiano y docente de la UNAL, quien murió el 26 de diciembre de 2014.
En el conversatorio “Yu Takeuchi y su legado editorial”, la profesora Clara Helena Sánchez destacó que sus textos educaron a generaciones completas de matemáticos e ingenieros, y que aunque las primeras ediciones fueron hechas a mano, facilitaron la enseñanza y el aprendizaje de cálculo, ecuaciones diferenciales y otros temas de análisis matemático.
“Crecimos con libros y papeles por todas partes, en el garaje de la casa no teníamos un carro sino una máquina de imprenta y una guillotina para cortar papel”, cuenta la hoy profesora Caori Takeuchi, hija del reconocido maestro.
“Mi padre se encerraba en el estudio y ninguno podía entrar, pero veíamos una máquina de escribir con un rodillo enorme en la que él escribía el texto de sus libros, que primero hacía a mano y revisaba antes de trascribirlo; siempre tecleó con dos dedos, pero lo hacía muy rápido”, comenta.
En palabras de la doctora Takeuchi, las hojas impresas se llevaban a la guillotina y se separaban en paquetes que sus tres hijos y su esposa compaginaban. “Le dábamos vueltas a una mesa mientras organizábamos las hojas, uníamos las páginas con una cosedora de ganchos y los empastábamos con pegante blanco y una brocha”, recuerda.
Luego debían revisar las páginas de cada libro para evitar defectos como páginas pegadas, manchadas, en blanco o repetidas. Todo esto lo hizo con su dinero, porque en ese momento no había una política editorial. Los libros eran empacados y repartidos por el doctor Takeuchi o su esposa en conferencias, clases o reuniones, como una estrategia para difundir y socializar la matemática.
Trabajo editorial
La doctora Sánchez recalca que el trabajo en equipo fue clave para las publicaciones. Después de Ecuaciones diferenciales vinieron los libros Cálculo diferencial, orientado a los cursos de ingeniería; Cálculo elemental, para estudiantes de último año de bachillerato y uno de los primeros de matemática moderna en el país.
Luego aparecieron Cálculo I, II, y III para cursos universitarios; Variable compleja en tres semanas, uno de los temas más avanzados en matemática, y después obras más avanzadas como Sucesiones y series –que reunían sus conferencias sobre la enseñanza–, revistas dedicadas a la enseñanza matemática, observa la docente.
Según el profesor Castro, “los libros usualmente estaban compuestos por 60 parágrafos, cada uno de los cuales correspondía a una lección de una hora de clase; eso para que fueran libros prácticos, de buen nivel académico y pensando en ayudar a los estudiantes de la UNAL y del país. Gracias a sus publicaciones y revistas muchos otros profesionales en esa rama perdieron el miedo a escribir sobre sus investigaciones para divulgarlas mejor, tanto, que se creó una comunidad matemática en la ciudad”.
De Japón viene un barco…
Proveniente de Japón, Yu Takeuchi llegó el 15 de diciembre de 1959 al puerto de Buenaventura –en el Pacífico colombiano– con cinco compañeros; su llegada significaba el primer intercambio de este tipo entre los dos países.
Aunque su título era Científico con Especialidad en Física Teórica, en la UNAL empezó a enseñar matemática a principios de los 60, esencialmente mediante señas porque no dominaba el español. Aunque su contrato era solo por dos años decidió quedarse, en parte por la libertad de hacer matemáticas, ya que su padre lo había obligado a dedicarse a la física.
“Por la forma en la que entendió la cultura colombiana se ha hecho común el comentario de que el mejor sociólogo de Colombia era el profesor Takeuchi”, indica la profesora Sánchez.
(Por: fin/AMV/MLA/LOF)N.° 380