Política & Sociedad
Administración de Justicia, a reconocer diversidad de mujeres arhuacas
Los conflictos a los que se enfrentan las indígenas de Pueblo Bello (Cesar) –como abandono de sus compañeros, y violencia intrafamiliar y sexual– deben estar mediados por la cosmovisión de cada grupo poblacional, ya que no es posible resolver la complejidad humana desde un entendimiento universal de lo que es la justicia.
Bogotá D. C., 04 de diciembre de 2020 — Agencia de Noticias UN-Las necesidades jurídicas de las mujeres arhuacas de Pueblo Bello (Cesar) no reciben una satisfacción basada en sus “sistemas propios”. Fotos: Jacobo Díaz.


Abandono de las mujeres por parte de los hombres, violencia intrafamiliar y sexual son sus principales problemáticas.


Durante la investigación, el magíster cohabitó con las comunidades generando lazos de confianza para conocer su contexto.


Estas son algunas de las conclusiones a las que llega la investigación de Jacobo Díaz Blandón, magíster en Derecho Procesal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).
“La administración de justicia en Colombia debe reconocer esa diversidad y empezar a entender que no puede ser lo mismo hablar de mujeres, que de mujeres indígenas. Eso implica que desde la academia y las políticas públicas se incluyan espacios de negociación y diálogo que permitan entender la cosmovisión y ver que los problemas se transforman”, señala el magíster.
Su trabajo se realizó desde diálogos de saberes con el apoyo de entrevistas semiestructuradas, para lo cual cohabitó con las comunidades generando lazos de confianza que le permitieron conocer su contexto y lo que significa ser mujer arhuaca.
Así mismo aplicó entrevistas semiestructuradas con el ejercicio de administración de justicia en la Casa de Gobierno de Atikwakumake, donde como abogado aportó a ciertos procedimientos que se estaban dando en la oficina.
Pueblo Bello, ubicado en territorio arhuaco, cuenta con un juzgado instalado desde 2004, el cual, según la investigación, no identifica las personas que acuden a la jurisdicción ni la pertenencia étnica, por lo que es necesario hacer un proceso de fortalecimiento a la administración en los municipios con presencia de integrantes de pueblos indígenas.
“La debilidad se encuentra desde el sector de los jueces, ya que la aplicación y formación de módulos con enfoque diferencial de trabajo no se está dando, no están llegando a los municipios donde realmente se necesita, sino que se quedan en las grandes ciudades o cascos urbanos”, advierte el investigador.
Armonía en la culturalidad
En la comunidad arhuaca de Atikwakumake, en Pueblo Bello, después de un altercado se llama a los involucrados (víctimas y victimarios) y a las familias, ya que son estas las responsables del proceso de armonización. Se realiza una captura no violenta, en la que existe una obediencia generalizada por la autoridad.
Se da un diálogo sobre lo sucedido entre la autoridad política, el mamo y los involucrados, en el cual hablan no solo sobre el conflicto sino sobre la relación previa a lo sucedido. El mamo acompaña a la persona que ha cometido la falta hasta dejarla aislada en la Casa de Gobierno, donde queda recluido y participa de diálogos diarios para entender el conflicto.
Cuando se encuentra una causa, se dan órdenes no solo para quien cometió la falta sino para todos los demás involucrados, en las que en vez de prejuicios se construye un proceso de rearmonización.
(Por: fin/SMC/MLA/LOF)N.° 327