Política & Sociedad
Comunidad ayudó a formular Plan Alimentario en Tumaco
La gastronomía ancestral de este municipio costero, centrada en alimentos como plátano, yuca, rascadera, frijol seco, condimentos típicos como la chilma, el chirarán, la chigangua o la albahaca, se constituyeron en una especie de motor para que las comunidades se involucraran en la creación del Plan Alimentario y Nutricional Indígena y Afro del municipio de Tumaco (Paniat).
Bogotá D. C., 21 de octubre de 2020 — Agencia de Noticias UN-Así lo describe el profesor Fabián Ardila Pinto, investigador de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), para quien “la posibilidad de encontrar ingredientes variados, la influencia cultural de Nariño, del Pacífico y de Ecuador fueron un tema trasversal a la hora de crear el Paniat”.
Estos elementos forman parte del libro Narrativas y redes en la formulación del Plan Alimentario y Nutricional Indígena y Afro del municipio de Tumaco, resultado del proyecto de investigación homónimo adelantado por el profesor Ardila en la Maestría en Políticas Públicas, el cual se presentó en el marco de la Feria del Libro de Cali 2020.
En esta publicación, que registra cómo se construyó el Plan, se destaca que este se dio por iniciativa de las comunidades, de entidades, de agencias de cooperación internacional, de la UNAL Sede Tumaco y del Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSSAN) al que pertenece el profesor Ardila.
El Observatorio creó la Escuela de Líderes Gestores y Notificadores de Seguridad Alimentaria, quienes iniciaron una cartografía social que visitaba comunidades para entender sus necesidades y desembocar en una sinergia importante entre las comunidades y las instituciones.
Parte del trabajo de los gestores para reforzar la soberanía alimentaria –aspecto que se retrató en el Paniat– está orientando a que las comunidades encuentren productos sin necesidad de comprarlos en el casco urbano.
La idea era recuperar tanto elementos de la gastronomía ancestral afro y de indígenas awa como prácticas agrícolas, pesqueras, de recolección y caza, que aprovechan los ingredientes de la región.
Ese paso fue clave para que el Plan se gestara con la comunidad en el centro, pensando en la tradición y no exclusivamente en lo nutricional, aspecto que quedó en el texto final del Paniat y lo volvió referente de iniciativas comunitarias.
Según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional, la inseguridad alimentaria de la región llega al 57,4 %, el 48,7 % de los pobladores de la zona urbana tienen necesidades básicas insatisfechas, y esa cifra llega al 59,3 % en las zonas rurales; estos y otros datos se registran en el libro.
Tumaco tiene un Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) del 84,5 % para toda la población, y un 96,3 % para el área rural.
Políticas públicas
El antropólogo Ardila indica que según su investigación en Tumaco las políticas públicas se aplican poco o de manera intermitente, y que en ellas la visión de seguridad alimentaria ha estado limitada a lo nutricional.
Asegura además que “en una visión clásica la seguridad alimentaria se enfoca en el acceso y la disponibilidad de alimentos, es decir al tema nutricional, pero se obvian visiones como el derecho humanitario a la alimentación, la soberanía alimentaria, y eso cambia en cada comunidad, como con los raizales o afro o indígenas, lo que lleva a que estos se adapten a los contextos particulares”.
Uno de los resultados de su investigación es que la formulación de las políticas públicas necesita la participación comunitaria, que a través de procesos organizativos estas pueden tener acciones de veeduría y presión para que algunas decisiones se den, como en el caso del Paniat.
Sin embargo, subraya que el Paniat no tuvo una buena implementación a pesar de tener alta participación de las poblaciones a las que afecta. “Resulta frustrante para las comunidades haber estado activas en el proceso, y que al final la política no se implemente”, agrega.
El conflicto en Tumaco
Aunque las condiciones geográficas de Tumaco son privilegiadas, el municipio sufre el conflicto por el territorio y por bandas del narcotráfico, problemas ambientales y robo de combustible por el Oleoducto Transandino, la fuerte presencia de la industria camaronera y las fallidas iniciativas de palma africana.
El profesor Ardila encontró que el cultivo de palma, el conflicto armado, las problemáticas de las etnias y la comprensión de la seguridad alimentaria y nutricional (SAN) fueron los temas más recurrentes.
La invitación del autor para la Alcaldía de Tumaco, las instituciones municipales, regionales y las comunidades es “no dejar morir el Paniat”, fortalecerlo y contribuir a mejorar las políticas municipales y regionales poniendo en el panorama los otros aspectos que construyen la seguridad alimentaria y, en últimas, fortalecer el tejido social tumaqueño.
(Por: fin/AMV/MLA/LOF)N.° 118