Salud
Usando biomarcadores reducirían la mortalidad materna
A 891 días de cumplir el plazo para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las estadísticas indican que Colombia no los alcanzará. La mortalidad materna es uno de los problemas en los que falta avanzar.
Bogotá D. C., 23 de julio de 2013 — Agencia de Noticias UN-La investigación “Biomarcadores como predictores de enlaces maternos y neonatales” aborda el fenómeno. Es desarrollada por un grupo interdisciplinar que incluye ginecólogos, enfermeras, trabajadores sociales, bacteriólogas, biólogos moleculares, nutricionistas y auxiliares de enfermería, entre otros.
Y es que, según explica el ginecoobstetra Ariel Iván Ruiz, la mortalidad materna es considerada un indicador del desarrollo de los países. Por ende, cuanta más alta sea, menos desarrollada se considera una región.
De hecho, el 90% de las muertes maternas ocurre en países en vía de desarrollo: de cada cien mujeres que mueren en el mundo durante la gestación o después del parto, noventa fallecen en estos países.
“Colombia es un país que tiene una tasa todavía superior a la de Chile e, incluso, a la de Cuba”, destaca el doctor Ruiz.
Según cifras del Banco Mundial, Colombia tiene una de las tasas más altas de Latinoamérica. En el año 2010, hubo 92 muertes de madres por cien mil nacidos vivos, cifra exorbitante comparación con otros países de la región, como Chile (25), Cuba (73), Perú (67) y Costa Rica (40).
No obstante, existen departamentos que sí han logrado reducir las cifras (Cundinamarca), mientras que otros no (Chocó y Putumayo).
¿De qué se tratan los biomarcadores?
A fin de ofrecer herramientas que ayuden a combatir el problema, la investigación —liderada por el doctor en Neuroendocrinología Jorge Eduardo Caminos— se propone identificar en la sangre o en otros tejidos sustancias químicas que pudieran predecir o hacer más probable que una mujer embarazada tenga un desenlace fatal.
El doctor Caminos precisa que una mujer produce moléculas, hormonas y sustancias (en el tejido adiposo, en la hipófisis, en la placenta y, a veces, en el mismo feto) que se elevan o se reducen durante el embarazo.
El equipo, entonces, se ha dedicado a estudiar en las gestantes la fisiología de estas sustancias y a comparar su comportamiento en condiciones normales y patológicas para establecer cómo varía en cada caso.
“Esas variaciones son las que nos permiten, en un momento dado, predecir con mucho tiempo de anticipación el desenlace”, aclara. Así, se puede identificar a la gestante que requiere más atención y disminuir el riesgo.
El doctor Ruiz menciona algunas de estas sustancias (o biomarcadores): desde algunas muy conocidas (como el ácido úrico) hasta otras hace poco descubiertas (que se llaman en general aditociposinas; y en las cuales el doctor Caminos posee gran experiencia y conocimientos).
“Entonces, la hipótesis que tenemos es que, si ellas se elevan excesivamente, pueden ser las responsables de que la mamá, en el curso del embarazo, presente diabetes, hipertensión o problemas circulatorios”, informa.
Igualmente, asegura que, si bien los desenlaces adversos están correlacionados con la edad (en mujeres muy jóvenes o de más de 35 años), la mayoría de las complicaciones ocurren en gestantes que no tienen ningún riesgo evidente.
Por ejemplo, de cien mujeres que no tienen ningún factor de riesgo, se complican entre 5 y 9, pero las complicaciones son severas y pueden llevar a la muerte.
El doctor Ruiz insiste en que el país se debe comprometer con la meta de reducir la mortalidad materna. Pero para lograrlo debe garantizar recursos técnicos, talento humano e inversión en salud y social.
De otra manera, resalta, será muy difícil cumplir con el quinto objetivo del milenio: mejorar la salud materna.
(Por: Fin/LL/CAPG/sup/fgd)N.° 645