Política & Sociedad
Una buena encuesta debería tener mínimo 5 mil personas
Es indudable que las encuestas para medir la intención de voto tienen un impacto directo en el electorado. En eso coincidieron los invitados al programa Escrutinio de UN Radio 98.5 F.M.
Bogotá D. C., 29 de abril de 2010 — Agencia de Noticias UN–William Ortiz, docente del Departamento de Ciencias Políticas, considera que las encuestas definitivamente son una directriz que de alguna forma hacen que las personas definan su elección.
“Lo que uno puede ver es que las personas suelen inclinarse por el candidato que va liderando las encuestas de opinión que realizan los medios de comunicación y que, por lo contrario, se desencantan de los que quedan rezagados. Esto se da porque no quieren perder su voto, se van por el camino seguro”, sostuvo Ortiz.
El experto asegura que esto es reflejo de una cultura política parroquial, que se da porque los ciudadanos no conocen bien de política y consideran que si las cifras marcan una tendencia, entonces hay que seguirlas.
En lo que tiene que ver con la mecánica de las encuestas y su credibilidad, Leonardo Trujillo, director del Programa Curricular del Departamento de Estadística de la Universidad Nacional de Colombia, manifestó que si bien las firmas encuestadoras tratan de cumplir su papel lo mejor posible, habría que afinar ciertos aspectos para que fueran aún más fiables.
Dijo que, por ejemplo, para que una encuesta se acercara a la verdadera intención de voto que tiene la población, debería tener una muestra mínima de unas 16 mil personas, algo muy lejano de las 1.200 personas que suelen ser estudiadas en las consultas de opinión que se escuchan por estos días. “Sí considero que las empresas encuestadoras podrían hacer mejor su papel”.
Trujillo explicó, además, que la diferencia de resultados entre encuestas seguidas se debe a diversos fenómenos. Por un lado, tiene que ver con las metodologías que utiliza cada firma encuestadora. Algunas hacen la consulta persona a persona, otras vía telefónica o por Internet, y eso influye en el resultado final.
También tiene que ver con el hecho mismo de que las cifras son dinámicas, pues responden al cambio de opinión que pueden tener las personas según el desempeño de los candidatos en un debate o las alianzas que se generen, por ejemplo la de Mockus y Fajardo.
El programa Escrutinio también tuvo como invitado al profesor Davil Roll, director del Grupo de Investigación en Partidos Políticos de la UN. Él dio una pequeña explicación sobre el papel de las segundas vueltas en la democracia colombiana.
Recordó que las segundas vueltas electorales no existían antes del 91, y es hasta ahora que los colombianos están entendiendo bien cuál es la utilidad de este modelo. Según Roll, las segundas vueltas dan la posibilidad de qué candidatos alternativos a los de los partidos tradicionales o que están en el poder puedan disputar en franca lid la llegada a la Presidencia.
“Esto se hizo para que las personas no ganaran las elecciones por porcentajes mínimos que dieran lugar a dudas. En el caso colombiano, también se estableció como medida para romper con el bipartidismo, y en ese sentido ha servido, como se pudo evidenciar con la elección de Álvaro Uribe y ahora con la posibilidad de que Mockus llegue al poder”.
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