Salud
UN, actor vital en la erradicación de la oncocercosis
Luego de cuatro décadas de esfuerzos científicos multidisciplinarios y técnicos interinstitucionales, en los que participó la UN, el país fue declarado libre de la transmisión de esta enfermedad.
Bogotá D. C., 01 de agosto de 2013 — Agencia de Noticias UN-Como lo anticipó UN Periódico, en octubre del año pasado, el parásito Onchocerca volvulus no causará más ceguera ni daños cutáneos en la población colombiana. La experiencia servirá de modelo para controlar y eliminar otro tipo de infecciones.
Fue en 1965, cuando, cerca de la cabecera del municipio de López de Micay (Cauca), se registró el primer caso de oncocercosis en el país. Se trató de un paciente afrodescendiente.
El registro fue el resultado de las investigaciones hechas por Augusto Corredor (q. e. p. d.), docente de la Universidad Nacional de Colombia, investigador del Instituto Nacional de Salud (INS) y pionero en el estudio de las enfermedades tropicales.
El científico atravesó las costas Atlántica y Pacífica en busca de la infección, que ya se había reportado en México, Guatemala y Venezuela.
Esa fue una exploración a la que se unieron Paulina Muñoz, entomóloga del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia, y Antonio D’Alessandro, de la Universidad del Valle.
Luego, hacia 1995, se adelantó un estudio de base en las comunidades de la parte alta del río Micay y sobre tres de sus tributarios.
Este incluyó exámenes clínicos, parasitológicos, entomológicos y oftalmológicos. Este último se practica porque la enfermedad es una de las primeras causas de ceguera en el mundo.
En la evaluación parasitológica realizada a 655 personas (seleccionadas entre 3.464), 39 (el 6%) resultaron positivas para la infección. De estas, 36 se localizaron en la comunidad de Naicioná, cabecera del río Chuare, afluente del río Micay.
Una investigación posterior, hecha por el profesor Corredor y el doctor Santiago Nicholls –entonces investigador del INS y docente de la UN– en la frontera colombo-ecuatoriana, descartó la existencia de un foco en esa zona.
En el país, los doctores Onofre Ochoa y Paulina Muñoz de Hoyos, del ICN de la UN, fueron quienes confirmaron que el gusano Onchocerca volvulus era trasmitido por la mosca conocida como jején (Simulium exiguum).
Transmisión interrumpida
Con esta radiografía epidemial y una rigurosa labor científica y técnica llevada a cabo durante los últimos dieciséis años, en 2007 se logró interrumpir la transmisión de la infección a través del Programa Nacional de Eliminación de la Oncocercosis, liderado por el INS.
En la tarea han participado, entre otras entidades, la UN, la Universidad del Valle, el Ministerio de Salud y Protección Social, la Secretaría de Salud del Cauca y el Programa de Eliminación de Oncocercosis para las Américas (OEPA).
Carlos Arturo Álvarez, especialista en Medicina Tropical y profesor de la UN, explica que, desde el punto de vista farmacológico, el tratamiento no es de difícil manejo, pues se utiliza un popular antiparasitario conocido como ivermectina.
Su inconveniente, aclara, es que no ataca al gusano adulto (este puede vivir en una persona infectada hasta diez o doce años), sino que solo destruye las microfilarias (sus larvas) y las elimina de la piel del individuo. Por eso, agrega, fue necesario medicar a las personas infectadas durante más de una década, cada seis meses.
Asimismo, se llevó a cabo la tarea de vigilancia epidemiológica postratamiento por tres años (periodo de precertificación).
De este modo, el año pasado se declaró, oficialmente, la no existencia de transmisión de oncocercosis en Colombia, por lo cual ha sido solicitada la certificación de su eliminación ante la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Modelo para repetir
Las doctoras María Consuelo Duque y Sofía López manifiestan que son varios los logros. Desde el punto de vista científico y técnico, se eliminó a nivel local un mal parasitario que afecta a varios países en América Latina. Además, se desterró un problema de salud pública en una comunidad vulnerable.
Y entre los habitantes se impartió un programa de educación para la salud, el cual garantiza la permanencia de los avances.
La experiencia adquirida se puede repetir para atacar otras enfermedades tropicales. Ecuador, Venezuela, Brasil, México y Guatemala registran oncocercosis, así como varios países de África (en donde es endémica) y de Asia. De hecho, se estima que en el planeta existen 37 millones de personas infectadas.
(Por: Fin/ldc/sup)N.° 728