Ciudad & Territorio
Trabajar en red, apuesta para cuidar el páramo de Sumapaz
Las comunidades que habitan esta zona, que abarca 10 municipios y la localidad 20 de Bogotá, han empezado a adoptar prácticas agroecológicas, de organización del territorio y procesos de transición agroecológica (PTA) combinando la conservación de la naturaleza con la producción agropecuaria a través de mercados a pequeña escala con condiciones justas.
Bogotá D. C., 09 de octubre de 2020 — Agencia de Noticias UN-Los habitantes de este territorio estratégico actúan como custodios del patrimonio natural, donde viven unas 12.500 personas, 52 % de ellas en el área rural.
En este frágil ecosistema, que representa cerca del 70 % de los recursos hídricos de Bogotá, coexisten productores y campesinos.
“La producción campesina convencional en esas zonas ha tenido efectos considerables en el medioambiente y la economía de la región”, explica el profesor Yesid Aranda, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), doctor en Desarrollo Rural.
Según el docente, eso ha vuelto más conscientes a estas comunidades, las cuales han empezado a adoptar prácticas de transición agroecológicas, apoyados por la aparición de normas como la Resolución 0886 de 2018 del Ministerio de Ambiente, “por la cual se adoptan los lineamientos para la zonificación y el régimen de usos en las áreas de páramos delimitados”.
“Encontramos que la sinergia entre las comunidades ha permitido fortalecer los PTA. Gracias a las iniciativas de economía solidaria, la coherencia en los objetivos y el compromiso de las organizaciones en el manejo de los recursos, se ha aportado a la conservación del páramo”, puntualiza el profesor Aranda.
Redes de producción
Los investigadores destacan la existencia de una serie de redes de productores que adoptaron lógicas de transición agroecológicas, en las que se coordinan y trabajan con los campesinos y los consumidores para generar circuitos de mercados cortos, con locales de comercialización en las cabeceras municipales o en tiendas de productos orgánicos.
El investigador Arana agrega que “un ejemplo de esto es el Mercado Orgánico de Sumapaz, en Fusagasugá; la red agroalimentaria ‘Salsa’, que reúne 18 grupos de productores, y las tiendas en Bogotá, donde se venden los productos y son una alternativa de compra consciente”.
Para entender el impacto de esas asociaciones en el territorio, los investigadores construyeron un modelo para analizar la gobernanza, entendida como la relación que existe entre el Estado, la sociedad civil y la economía para un desarrollo conjunto.
Allí incorporaron las dimensiones de sostenibilidad, efectividad, participación, legitimidad y eficiencia, logrando un índice de gobernanza moderada; algunas de las organizaciones logran incidir mientras otras, las que se han sumado más recientemente a la red, tienen oportunidades claras para hacerlo.
Gobernanza en red
“Pretendíamos entender cómo era su gobernanza: nos encontramos una que denominamos heterárquica, en la cual los actores y organizaciones de diferentes redes agroalimentarias cumplen papeles diversos y cambiantes, no es una jerarquía lineal”, explica el profesor Aranda. Entre las asociaciones que estudiaron se encuentran Lácteos Asolactpaq, Asopromes Mercado Orgánico, la Red Campesina de Vida y Paz Procamsu, Asocma, Organicampo y la red Salsa.
La investigación empleó herramientas novedosas, como el Netmaping de redes sociales, para descubrir cómo se relacionan las asociaciones. Los investigadores caracterizaron seis mercados que operan en diferentes zonas del centro del país y encontraron que los grupos buscan transformar la soberanía y la seguridad alimentaria.
¿Se puede ser sostenible en el páramo?
Una de las conclusiones centrales del doctor Aranda es que el desarrollo agroecológico en esa zona sí es posible, pero es necesario trabajar en procesos de tránsito más sostenibles.
“No se debe vetar la producción de quienes dependen de sus territorios, se debe propiciar el diálogo para que las comunidades puedan decidir e incidir en las políticas que les conciernen; además, la investigación recomienda que se acompañen los procesos y a los productores, ya que son quienes tienen un conocimiento profundo de los territorios y así se lograría su protección”. señala el profesor Arana.
Los resultados del estudio, del que formaron parte tres profesores y siete estudiantes de grupos de investigación de la UNAL y de la Universidad de Cundinamarca, se presentaron en el marco del Encuentro de Investigación y Diálogo Interuniversitario 2020: Academia y Sociedad, promovido por el Instituto Colombo Alemán para la Paz (Capaz) y la UNAL.
(Por: fin/AMV/MLA/LOF)N.° 73