Estudios han revelado que el tipo y la cantidad de alimentos que ingerimos pueden influir en la síntesis y el funcionamiento de los neurotransmisores, necesarios en la actividad del sueño. Por su parte, dormir lo suficiente también trae beneficios, como una mejor ingesta de vitamina C, fibra, hierro, mayores niveles de carotenoides y selenio, y mejor consumo de proteína.