Ciencia & Tecnología
Repoblación de especies marinas debe hacerse con cuidado
Un estudio de la UN demuestra que el traslado indiscriminado de individuos marinos de un lugar a otro, sin estudios previos, afecta seriamente la salud de especies como el pargo rojo o el caracol pala.
Bogotá D. C., 15 de abril de 2010 — Agencia de Noticias UN–Así como los grupos humanos adquieren ciertas características luego de años y años de asentarse en un lugar, los animales adquieren particularidades genéticas que poco se tienen en cuenta a la hora de planear la repoblación de especies en sitios donde han empezado a escasear, dice la bióloga Edna Márquez, del Grupo de Biotecnología Animal de la UN en Medellín.
“Analizamos tres especies: la damisela bicolor (Stegastes partitus), el pargo (Pagrus pagrus) y el caracol pala (Strombus gigas Linnaeus). Este último tiene un gran problema de conservación porque las densidades disminuyeron considerablemente en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, así como en la región del Caribe continental. Por eso, las poblaciones están más expuestas a la endogamia y a la pérdida de variación genética”.
Se estudiaron las similitudes genéticas entre comunidades localizadas en diversos puntos de la geografía marítima. El caso del caracol pala es crítico, ya que para mejorar las densidades en los bancos se tomó la medida de relocalizar poblaciones. Según la científica, estas disposiciones traen más perjuicios que beneficios, pues se desconocen los patrones de su variación genética.
Se corre el riesgo de ‘contaminar’ las reservas de cada región marina por la introducción indeseada e incontrolada de genes a una población. Esto puede alterar los ecosistemas y, en algunos casos, contribuir a la extinción de reservas naturales. Cuando se trabaja sobre la conservación, esta situación puede evitarse.
La bióloga dice que puede ocurrir que los descendientes (genotipos) de los “no nativos” sean mayores que los de la especie local, lo que conllevaría a una dura competencia por la alimentación y el territorio. Otro efecto podría ser la llegada de enfermedades infecciosas o parasitarias. En el caracol pala, el parásito Coccidio apicomplexa se ha relacionado con la baja reproducción. Si un organismo como este se extendiera entre las poblaciones, las afectaría notablemente, pues la mayoría no está lista para combatirlo.
El estudio halló que, contrario a lo que se pensaba, el pez pargo y el caracol pala no tienen una población homogénea en zonas que se supone debería existir conexión genética. Es el caso del archipiélago de San Andrés. Los caracoles pala que se encuentran en el norte son diferentes a los que se hallan en el sur.
“Es necesario aclarar que cada reserva tiene varias poblaciones distantes entre sí. En esos casos, se pueden relocalizar especies debido a que sus características son muy similares. Pero traer un caracol del stock genético ubicado cerca de Jamaica y mezclarlo con el de la isla de San Andrés no es conveniente”.
Sucede igual con las reservas de peces y caracoles del litoral Caribe. La de los moluscos en los alrededores de las Islas del Rosario, en Cartagena, se relaciona más con una existente en el sur del archipiélago de San Andrés, en cambio, no tiene nada que ver con la que hay en el archipiélago de San Bernardo, ubicado en el mismo golfo de Morrosquillo, sobre las costas del departamento de Bolívar.
En el caso del caracol pala, lo grave es que tanto en Islas del Rosario como en el sur del archipiélago las densidades han disminuido notablemente. En estos sitios hay más explotación comercial de los moluscos. Por el contrario, la población está más robustecida en la frontera norte del mar Caribe colombiano.
Las diferencias físicas también son evidentes. Estudios morfométricos (de forma y medida) sobre el pargo L. synagris evidencian variaciones entre grupos de La Guajira y Santa Marta. En el caracol pala, utilizando morfometría geométrica (medida tridimensional), se hallaron disparidades en la conformación de la concha entre poblaciones de San Bernardo (Bolívar) y otras continentales y del archipiélago.
Datos como los de la UN podrán ayudar a la relocalización de peces, pero teniendo en cuenta elementos más profundos y respetando las comunidades nativas de peces y caracoles.
(Por: Fin/capg/csm)N.° 155