Educación
Regionalización universitaria, más allá de educar en las zonas alejadas del país
Consolidar universidades regionales sería el primer paso para que los problemas locales puedan ser estudiados y solucionados por quienes viven en los territorios. Además, el papel de las empresas con influencia en esas zonas sería clave para transferir el conocimiento de manera efectiva.
Bogotá D. C., 07 de enero de 2021 — Agencia de Noticias UN-Energética 2030 nació en 2017 y es catalogado como el mejor ecosistema científico por el programa de fortalecimiento institucional. Fotos: Unimedios.


Uno de los retos es vincular actores como empresas, universidades y aliados internacionales, para lograr proyectos de impacto.


Una estrategia para las regiones es consolidar universidades robustas allí y no solo hacer presencia.


El ingeniero Ernesto Pérez, profesor de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y subdirector de Fortalecimiento Institucional de la Alianza Energética 2030, explica que “lo que pretende el fortalecimiento es aprovechar el eje misional de investigación de las universidades para mejorar la transferencia tecnológica con perspectivas como el emprendimiento, la autoevaluación, la acreditación, un mejor desarrollo curricular y una relación activa con el entorno fuera de la academia”.
Regionalización del conocimiento
Para Juan Manuel Vélez, director de Planeación y Estadística de la UNAL Sede Medellín, “las universidades no se deben quedar a la espera de que los recursos lleguen, sino buscar que el trabajo sea colectivo con las empresas. Hay un camino a través de este tipo de proyectos para fortalecer las regiones, que ha sido la gran falencia del desarrollo social y económico; es necesario identificar las posibilidades, reconocer los grupos étnicos y trabajar con ellos; se debe tener una mirada regional”.
Agrega que “la regionalización universitaria requiere de un cambio: que no se limite a que las universidades envíen profesores el fin de semana a ‘municipios alejados’, sino que se creen universidades propias de las regiones para que se trabaje con las empresas que tienen incidencia allí en las necesidades locales”.
Peama
La UNAL cuenta con iniciativas como el Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica (Peama), acerca del cual el doctor Vélez explica que “este se trata de que los estudiantes cursen varios semestres en las sedes regionales de la UNAL y luego terminen sus estudios en una de las cuatro sedes andinas. En ese sentido, es necesario identificar problemas y ofrecer programas que atiendan efectivamente a las regiones. Las personas de Sucre, La Guajira o Putumayo deben investigar, validar y difundir el desarrollo tecnológico en su región, o seguiremos implantando en las regiones soluciones estudiadas en otros lugares, y ese es un modelo fallido”.
Grupos de investigación
Otro punto que señala el profesor Vélez es que “los grupos de investigación se deben orientar a unas actitudes diferentes, pues es común que en los grupos de áreas como la ingeniería, por ejemplo, se quejen por el descrédito en la sociedad civil, pero esto se da porque la academia falla al insertarse en las necesidades de las personas”.
Agrega que “este modelo también muestra unas debilidades enormes del sistema colombiano; por ejemplo, cómo hacemos para superar la temible frontera de los dos años, en los cuales por lo general se termina la financiación de los proyectos, y no tener que demorarse cinco años más estructurando nuevos proyectos que sean financiables. Allí juega un papel clave el sector privado con empresas como XM, Argos e Isa, que si bien invierten en investigación siempre se orientan a lo aplicado. El siguiente paso es desarrollar mecanismos para que las pymes también se aproximen a esta estrategia”.
Dependencia tecnológica
El directivo destaca además que el escenario del COVID-19 era ideal para materializar productos y soluciones que entraran muy rápido al caudal del mercado, y que incluso con estrategias como la Mincienciaton se esperaba un prototipado ágil. Sin embargo esto no resultó y una de las mayores dificultades ha sido la rapidez para industrializar las iniciativas científico-tecnológicas.
“Los Gobiernos montan su plan en el tema de la innovación, pero pasan los años, se cambian los términos y no se ve el caudal económico real. El mejor ejemplo son los parques tecnológicos: el mundo ha demostrado que estos son escenarios donde llega la sociedad civil, las pymes, las grandes empresas, pero en Colombia han fracasado”, recalca el profesor Pérez.
Por último, señala que en Energética 2030 se está trabajando para sentar como pares a las universidades con el sector privado para que se complementen, se mejoren las buenas prácticas de acreditación institucional y las mallas curriculares orientadas a problemas reales.
Energética 2030 es una alianza liderada por la UNAL que reúne a ocho universidades (UNAL, Pontificia Bolivariana, Eafit, EIA, Corporación Universitaria del Caribe, UniSucre, UniGuajira y Francisco de Paula Santander) y tres empresas (ISA, XM e Internexa) para ejecutar un programa de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación en el marco del programa Colombia Científica.
(Por: fin/AMV/LMZ/LOF)N.° 422