Desarrollo Rural
Proyectos agroecológicos, modelo exitoso de trabajo comunitario
El estudio piloto de los mercados agroecológicos Tierra Viva, en varias localidades urbanas de Bogotá, y del Parque Temático en Salud Pública Chaquén, en la localidad rural de Sumapaz, evidencian cómo el sentido colectivo de las comunidades ha permitido sacar adelante proyectos sustentables.
Bogotá D. C., 30 de octubre de 2018 — Agencia de Noticias UN-La organización y la solidaridad entre los distintos miembros de la red resultan indispensables para sacar adelante los proyectos. Fotos: archivo particular.


La falta de apoyo estatal es una de las principales barreras para el desarrollo de estas iniciativas.


Por lo general estos proyectos están conformados por personas de tradición campesina que vienen de las urbes.


Como se trata de comunidades conformadas por personas de extracción campesina, o de aquellos que aunque crecieron en la ciudad tienen gran interés por volver al campo, una de sus mayores fortalezas es combinar de manera eficaz conocimientos empíricos y técnicos a partir del consenso.
“Uno de los aspectos más llamativos de estos espacios es la forma en que las comunidades asumen los desafíos como oportunidades de crecimiento encaminadas a habitar dignamente en su territorio”, explica Juliana Cepeda Valencia, quien realiza su proyecto de posdoctorado en este campo como parte del convenio suscrito entre el Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad de Bonn (ZEF) y el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA), de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
Dejar de recibir financiación, tener deficiencias en la organización y gestión de las iniciativas, además de perder algunos de los principios que tenían respecto al uso restringido de agroquímicos o las metas para alcanzar una producción 100 % orgánica, más las tensiones internas, son algunos de los tropiezos que han tenido que enfrentar para transformarlos en ventajas.
Dignidad y cooperación
La investigadora destaca que el concepto de dignidad parte de una serie de propuestas productivas encaminadas a brindar bienestar personal, social y ecológico, en procura de garantizar la autonomía alimentaria y la protección al medioambiente, además de mantenerse como red durante más de un lustro.
En el caso del mercado agroecológico Tierra Viva –conformado por una red de personas de varias localidades de Bogotá–, las continuas quejas de los vecinos de la vivienda donde comercializaban sus productos lo llevaron a buscar un nuevo emplazamiento, lo que se hizo con la activa participación de todos sus miembros, optimizando la organización y la cooperación interna.
Por su parte el Parque Temático en Salud Pública Chaquén, ubicado en el corregimiento de Nazaret de la localidad de Sumapaz, aunque ha enfrentado graves problemas de financiación se ha fortalecido gracias a la activa participación de la comunidad.
“Estas comunidades tienen un fuerte sentido colectivo muy asociado con la percepción de familia, por lo que muchas veces ponen los valores del grupo por encima de cualquier individualidad”, precisa la investigadora, quien llama la atención sobre el hecho de que varias de estas redes forman parte de una organización más amplia.
A pesar de que en general falta apoyo estatal, el compromiso con el proyecto y la intención de regresar a prácticas de producción y comercialización amigables con el medioambiente lleva a muchos de los miembros de estas organizaciones a transportar sus productos en servicio público o en sus propios vehículos.
El proyecto contempla la caracterización de otras ocho iniciativas de coexistencia, con el fin de que los miembros de las distintas asociaciones den a conocer sus principales motivaciones para realizar este tipo de proyectos agroecológicos, junto con sus fortalezas y principales debilidades.
(Por: Fin/JCMG/MLA/LOF)N.° 491