Ciencia & Tecnología
Premio Corona para estudiantes de Diseño Industrial de la UN
Con el proyecto APAY (movilidad y transporte), tres estudiantes de la UN fueron galardonados entre 24 trabajos en la versión 2009-2010 del Premio Corona Pro Hábitat en la categoría de Diseño Industrial.
Bogotá D. C., 23 de agosto de 2010 — Agencia de Noticias UN–Los estudiantes de octavo semestre de Diseño Industrial Jorge Iván Farinango, Andrés Suárez y Anderson Arévalo fueron los ganadores del concurso que realiza cada año la Organización Corona S.A., que premia y difunde los mejores proyectos estudiantiles de vivienda social, mobiliario y trabajos de investigación en sistemas de ingeniería aplicados al hábitat popular en Colombia.
El premio se divulga a través de convocatorias públicas para apoyar investigaciones y proyectos encaminados a mejorar la calidad de vida de la población más necesitada del país. Para esta versión, el tema en la categoría de Diseño Industrial era “mobiliario para zonas y dormitorios para viviendas de interés social”.
El proyecto galardonado APAY fue el diseño de un mobiliario para una vivienda de interés social y nació de una vertiente de práctica proyectual que había en las viviendas de interés social de tipo 1, 2 y 3. “Justamente en esa falta de espacio y en esa inaccesibilidad vimos la oportunidad de hacer una propuesta innovadora”, afirmó Anderson Arévalo, uno de los realizadores del proyecto.
Agregó también que “dentro de las consideraciones del diseño tenía que haber una conciencia ambiental muy grande, una carga técnica, pero tenía que ser ambiental y social porque esas eran las dos vertientes más importantes del proyecto”.
APAY significa movilidad y transporte, y eran estos aspectos los que se quería imprimir al proyecto, como la posibilidad de un módulo o de unas piezas que fueran creciendo con la necesidad de las personas. Para ello, el grupo de estudiantes realizó unas visitas a viviendas de interés social en la periferia de Suba, y allí, según Andrés Suarez, “nos dimos cuenta que la necesidad de las personas era que si tenían algún tipo de mobiliario no querían desprenderse de él con tanta facilidad, por el contrario querían mantenerlo, aunque también querían tener un mobiliario nuevo, digno y funcional”.
Por lo anterior, explicó Arévalo, “en un principio planteamos actividades en un espacio reducido que muchas veces no llega a los 32 metros cuadrados construidos. El ideal era entrecruzar actividades como comer, dormir y hacer tareas en ese espacio y con el mismo mobiliario”.
Y agregó: “Como estudiantes de la Universidad Nacional tenemos una responsabilidad inmensa, y el proyecto no solo es un mueble, se podría considerar que es un producto y un servicio, por lo tanto decidimos hacer un modelo que cumpliera con esas especificaciones y sobre todo que fuera inclusivo, diseñado para todo público”.
El proyecto no es tan solo un cubículo habitable, sino también trata que esos espacios sean lo más habitables posible, que se conviva dentro de ellos, que no solamente sean espacios vacíos o muertos, sino que también haya una posibilidad de crecimiento dentro de ellos, de hacer familia, de formar hogar.
Con esta propuesta de los estudiantes de la Universidad Nacional no solamente se les está dando a las personas la oportunidad de un mobiliario, sino la posibilidad de capacitarse porque, como lo explica Arévalo, “nosotros planteamos que las mismas personas que hacían parte del proyecto de vivienda de interés social podían participar en la misma creación, modificación, inclusive en el crecimiento del proyecto mobiliario como tal”.
La idea es que el proyecto no se quede solo ahí, sino que tenga una aplicabilidad, que no se quede en un objeto de museo. Para un diseñador la meta es que el modelo le llegue a las personas en las que se pensó y que verdaderamente cumpla con la función para la que se creó, concluyó Suárez.
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