Política & Sociedad
Política anticorrupción se debe abordar de forma integral
Pasar de la lucha anticorrupción a la promoción de la integridad, y favorecer tanto la meritocracia como un servicio civil estable, profesionalizado y orgulloso, son algunas de las recomendaciones de expertos para que los países de América Latina le ganen terreno a la corrupción.
Bogotá D. C., 27 de agosto de 2020 — Agencia de Noticias UN-Así mismo, para lograr una integridad nacional se deben tener en cuenta todos los pilares del sistema, no solo el poder ejecutivo, sino también el judicial y el legislativo, además de la Defensoría del Pueblo y las instituciones de auditoría.
Así quedó expuesto en el IV Foro Internacional sobre Probidad y Transparencia, celebrado en el marco del lanzamiento de la Cátedra Ciudadanía y Lucha contra la Corrupción, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).
Para la profesora Dolly Montoya Castaño, rectora de la Institución, “la corrupción es una de las fuentes que alimenta la desigualdad, la violencia y que por estos días direcciona nuevamente a la población, a pesar de los esfuerzos que se hacen por pasar la página de la guerra”.
En ese sentido, la directiva reiteró la necesidad de educar para poder alinear los propósitos nacionales sobre valores éticos de probidad y transparencia.
El evento también contó con la presencia de Fernando Carrillo, procurador General de la Nación; Pablo Abril, vicerrector General de la UNAL; Manuel Viloria, del Consejo Científico del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD); Frédéric Boehm, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y Roberto de Michele, del Banco Interamericano de Desarrollo.
“Un enfoque punitivo no es suficiente, se necesita un servicio civil fuerte, un balance contra algunas de las oportunidades políticas frente a la corrupción, entender que no todos los funcionarios son corruptos, pues la mayoría de las personas quiere hacer bien su trabajo. Por lo general las medidas anticorrupción le apuntan a los corruptos y no a quienes hacen las cosas bien, y eso es algo que se debe fortalecer”, afirmó Frédéric Boehm.
En este orden de ideas, se debe pasar de la lucha anticorrupción a la promoción de la integridad, además de favorecer la meritocracia y un servicio civil estable, profesionalizado y orgulloso, pues un sistema basado en la confianza es más eficiente que uno basado en el control.
Uno de los principales problemas que se debe atender en Colombia es el bajo nivel de confianza que la ciudadanía tiene en las instituciones, por lo que el trabajo desde la institucionalidad, más allá de enfocarse en la creación de normas y leyes, debe enfatizar en su implementación.
Tenemos leyes, pero…
“Cuando vemos el universo de leyes anticorrupción que se han aprobado para la región, vemos que estamos bien, que América Latina cumple con la tarea; pero cuando nos comparamos con otros países, nuestra capacidad de que esa ley se cumpla es muy baja”, señaló por su parte Roberto de Michele.
Esto genera grandes pérdidas económicas para los países en asuntos como servicios y contratos del Estado, algo que los ciudadanos perciben, por lo que la confianza es cada vez menor y su preocupación más alta.
Según el procurador General, ante la carencia de ética en las instituciones públicas, debe darse una revolución de esta, un factor que agudiza esa desconfianza. “Es muy importante resaltar el papel de lo público, lo que representan los recursos públicos, desde lo preventivo, desde la ética y las sanciones que entrega el Estado de derecho”.
Gracias a la alianza entre la UNAL y la Procuraduría General de la Nación, el ente garante ha instaurado nuevas metodologías para el análisis de riesgos en el ciclo de las políticas públicas y en la contratación pública, un factor preponderante de corrupción.
Compromiso de las universidades
Para el vicerrector de la UNAL, las IES deben ser un espacio de formación integral a lo largo de la vida de los estudiantes, profesores, administrativos y comunidades que se benefician con el conocimiento. Ellas tienen la obligación de formar con los más altos estándares y disciplinas, pero no es suficiente si no se entiende que el compromiso involucra la formación de individuos conscientes de su rol como transformadores de comunidades que requieren una sólida base ética para tomar decisiones.
“Debemos preguntarnos sobre las posibles formas de corrupción dentro de las propias estructuras y dinámicas universitarias, aulas de clases, grupos de investigación, y estar atentos para asumir con rigor el propósito de cero tolerancia en los claustros”, sostuvo el profesor Abril.
En anteriores foros se trataron temas asociados con las buenas prácticas internacionales en la lucha contra la corrupción, el conflicto de intereses en la administración pública, los derechos humanos y la problemática ambiental y desalud, entre otros.
Este año, además de la cátedra anticorrupción, la UNAL trabaja en otras como la de “Juventud, Deporte y Paz”, y “Arte y Ciencia”, temas de interés general para la construcción de país.
(Por: fin/SMC/MLA/LOF)N.° 866