Desarrollo Rural
Nuevas variedades de papa criolla mejoran producción en Sibaté
La introducción de las variedades Ocarina, Dorada, Paola y Violeta busca cultivos más productivos, tolerantes a enfermedades como la gota, con mejores características nutricionales y con presencia de antioxidantes.
Bogotá D. C., 25 de julio de 2018 — Agencia de Noticias UN-En la actualidad el proyecto cuenta con 12 parcelas de transferencia en los municipios de Granada y Sibaté, y en la Sabana de Bogotá. Fotos: Ricardo González - Unimedios


El precio de dos bultos de papa criolla, equivalentes a 100 kilos, ha oscilado entre 30.000 y 180.000 pesos.


El proyecto desarrollado por la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), en el marco del Corredor Tecnológico Agroindustrial Bogotá-Cundinamarca, encabezado por el profesor Carlos Ñustez, también contempla el uso más eficiente de fertilizantes empleando fuentes y cantidades adecuadas, además del uso de semillas certificadas.
“Muchas veces los agricultores de la región usan como semilla papa sobrante de cosechas anteriores, que es pequeña y en ocasiones afectada por enfermedades o plagas. Se ha hecho énfasis en la necesidad de emplear semillas certificadas y del tamaño adecuado”, destaca el ingeniero agrónomo Pedro Lizarazo, de la U.N.
Para el caso de los fungicidas, el proyecto hizo énfasis en limitarlos a no más de dos en cada aplicación, puesto que la presencia del microorganismo causante de la “gota de la papa” llevó a que los productores se excedieran en la cantidad habitual de estos productos.
En tal sentido, se decidió aplicar una serie de manejos según el grado de tolerancia de cada variedad. De otra parte, la parcela permite observar el comportamiento de cada una de las nuevas variedades respecto a la más sembrada en el país, conocida como “Criolla Colombia”.
Plantas más resistentes y productivas
La “gota de la papa” es una enfermedad muy agresiva que afecta principalmente las hojas de la planta, puede ocasionar una merma significativa en la producción e incluso poner en riesgo todo el cultivo. La introducción de las nuevas variedades contribuiría a disminuir la aplicación de agroinsumos sin reducir la cantidad y calidad de la cosecha.
“En temporadas húmedas, variedades susceptibles a la gota, como Colombia, requieren de hasta nueve fumigaciones, C. Ocarina y C. Dorada pueden requerir seis o menos, mientras que Paola estaría limitada a cuatro o tres”, precisa el ingeniero agrónomo.
Aunque la idea no es prescindir definitivamente de la variedad Colombia –de alta adaptabilidad–, uno de los objetivos del proyecto sí es que los campesinos consideren estas otras opciones en forma alternada.
Si bien el rendimiento de algunas de las nuevas variedades puede ser en ocasiones menor a C. Colombia, la disminución en los costos por agroquímicos las hace igualmente competitivas, sumado al hecho de que la trazabilidad o carga de pesticidas sería menor.
En el caso de la parcela ubicada en Sibaté, las cifras obtenidas el año pasado son fiel reflejo de esta situación, pues mientras se obtuvieron cerca de 29 toneladas por hectárea para el caso de variedad Colombia, se presentó un rendimiento cercano a las 26 toneladas para C. Ocarina y C. Dorada, con un ahorro de cerca de un millón de pesos en costos de producción por hectárea.
Futuros mercados
Javier Prieto, propietario de la parcela demostrativa, comenta que la introducción de las nuevas variedades también contribuiría a establecer nuevos canales de comercialización, a partir de los cuales se incrementarían las ganancias de los 60 productores interesados en sembrarlas.
“Hemos notado la necesidad de generar un mercado para papas tipo exportación; el obstáculo radica en que la producción actual es muy limitada”, destaca el productor.
Gracias a que –a diferencia del mercado nacional– los consumidores de países como Japón prefieren una papa más pequeña y libre de agroquímicos, las nuevas variedades –en particular Ocarina– serían una estupenda alternativa, debido a su tamaño uniforme y su mayor tolerancia a diversas enfermedades.
De igual manera se estima que países como Estados Unidos, donde vive una gran cantidad de colombianos, serían un excelente destino, con el valor agregado de ser un producto certificado que usa menos pesticidas y que incluso podría exportarse a Europa.
El Corredor Tecnológico Agroindustrial Bogotá-Cundinamarca es un proyecto desarrollado en el marco de un convenio especial de cooperación entre la U.N., Corpoica, la Gobernación de Cundinamarca y la Alcaldía Mayor de Bogotá, con financiación del Sistema General de Regalías, para desarrollar iniciativas que mejoren los sistemas productivos agrícolas y ganaderos del país.
(Por: Fin/JCMG/MLA/LOF)N.° 947