Medioambiente
Materia orgánica propicia crecimiento del ébano
Varios residuos que van a parar a rellenos sanitarios, como escombros, ramas de poda y perrinaza, se pueden usar como medio de sustrato o como insumo para adicionarles nutrientes a los suelos y optimizar los cultivos de ébano, un árbol común en la ciudad.
Medellín, 10 de agosto de 2018 — Agencia de Noticias UN-Como parte del estudio, se combinó tierra obtenida de un área de construcción con desechos fecales de perros y gatos (perrinaza) del Centro de Bienestar Animal La Perla; residuos de tala, poda y rocería de arbolado urbano y jardines de la ciudad, y biosólidos compostados de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales San Fernando, ubicada en Itagüí.
La mezcla, a la que también se le añadió arena y cisco de arroz, fue el insumo para plantaciones de Caesalpinia ebano, realizadas en el vivero del Jardín Botánico de Medellín, precisó el estudiante Fabián Hernández Gómez, de la Maestría en Ciencias - Geomorfología y Suelos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín.
Gracias a la combinación elaborada, los nutrientes –boro, calcio, cobre, fósforo, hierro y magnesio, entre otros– mejoraron notablemente y propiciaron el crecimiento de las plantas.
En desarrollo de los experimentos se realizaron 12 repeticiones. En cada bolsa se utilizaron dos kilos de tierra a las que se les agregó materia orgánica (biosólidos, perrinaza y residuos de vegetales) al 20 y 33 %. Este último indicador resultó de mejor desempeño, ya que se registró moderación óptima de nutrientes, particularmente fósforo y boro.
El resultado se evidenció, por ejemplo, en el crecimiento del ébano de hasta 69 cm en cinco meses, en comparación con plantas a las que no se les hizo ninguna adición y cuya altura fue de apenas 17 cm. La revisión se realizó una vez cada 30 días durante seis meses.
No obstante, en la investigación se recomienda hacer ensayos con otros porcentajes, ya que “una alta carga de nutrientes puede incluso matar las plantas por el alto contenido de sales”.
El estudiante destaca que aunque se realizaron tratamientos con y sin microorganismos Rhizoglomus fasciculatum, estos no se adhirieron a las raíces de las plantas. Una probable explicación a dicho comportamiento es que, por las características del ébano, la especie no los requiera, explica.
El interés por estudiar el ébano está relacionado con la disponibilidad de semillas en el momento del ensayo, y por ser una especie representativa en la ciudad, ya que se desarrolla de manera óptima en zonas húmedas de hasta 1.600 msnm.
El ébano es un árbol que puede llegar a tener 40 cm de diámetro y 20 a 30 m de altura, pese a que en los primeros cinco años es de crecimiento lento.
“La materia orgánica se ha trabajado como reciclaje y solución por el beneficio que otorga a plantas, pero como suplemento nutricional apenas se está empezando a aprovechar con el propósito de disminuir fertilizantes sintéticos”, asegura.
La razón, añade, es que una porción importante de residuos vegetales finaliza en rellenos sanitarios, rompiendo el ciclo natural. Según el Plan de Manejo de Residuos Sólidos del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en la subregión del mismo nombre, de 72.000 toneladas de basura, el 59 % es materia orgánica.
Se trata, entonces, de reutilizar lo que “es bueno, eficiente y que funciona”, concluye el investigador, quien recalca que sería apto utilizar materia orgánica en plantaciones urbanas, ya que llevarlos a cultivos en otros lugares acarrearía mayores costos.
(Por: Fin/KAGG/MLA/LOF)N.° 36