Salud
Manejo de medicamentos exige mirada social
Establecer un modelo de salud en el que los medicamentos sean usados de manera adecuada exige pensar en el ser humano como ser social y no como una máquina biológica que requiere algún tipo de reparación. Así lo plantea José Gilberto Orozco, profesor de la U.N.
Bogotá D. C., 18 de noviembre de 2014 — Agencia de Noticias UN-En su trabajo de tesis doctoral en Salud Pública, el docente propone hacer un cambio económico, político y cultural para abordar y resolver problemas como el acceso, la calidad y el uso adecuado de los medicamentos.
Pero para entender la situación de los medicamentos, desde la salud pública, el experto sostiene que en la vigilancia no hay que limitarse a analizar las reacciones adversas producidas, sino darle una mirada social.
“Es cuestión de pensar en sociedad al investigar, comercializar, prescribir, obtener, consumir y decidir si se mantiene o no un medicamento en el mercado. Este es un tema que debe verse desde la comunidad”, señala el profesor Orozco.
Los enfoques
La tesis elaborada por el docente presenta como primer problema el acceso a los medicamentos. Al parecer, las grandes dificultades son la escasez de recursos para invertir y el elevado costo de los productos, que se justifica en la alta inversión en investigación y en el riesgo de la innovación.
En ese sentido, el investigador cuenta que según informes del Ministerio de Salud y Protección Social y del Banco Mundial se estaría usando el 6,8% del PIB en salud, y de este porcentaje, el 30% se destina a medicamentos.
“Con la inversión en investigación e innovación, la industria farmacéutica afirmaba en el 2005 que sacar un medicamento al mercado costaba 1.200 millones de dólares. No obstante, expertos como Donald Light hablan de gastos promedio de 43 millones de dólares en el 2000”, agrega el profesor Orozco.
Según el académico, la industria invierte más del doble en publicidad que en investigación. “Varios investigadores señalan que de los nuevos medicamentos solo el 7 % son novedades y que la industria prefiere ‘innovar’ con productos iguales a los existentes, con lo que arriesga poco”, comenta.
Estándares de calidad nacionales
La otra problemática se centra en la calidad, cuyos estándares están regidos en Colombia por farmacopeas (libros recopilatorios de recetas medicinales) hechas en Europa, Estados Unidos y Japón, con cierta predilección e intereses de la industria de esos países y sus agencias reguladoras.
Dentro de la tesis se plantea la importancia de que Colombia tenga sus propios estándares, algo que se había propuesto en el país a inicios del siglo XX, con miras a obtener medicamentos de alta calidad, con exigencias acordes a las necesidades de salud.
Asimismo, hay que dejar clara la diferencia entre calidad e ilegalidad. “Puede haber medicamentos de otros lugares que lleguen a Colombia y no cumplan, por ejemplo, con trámites de importación, pero sean de calidad. Si es bueno no se niega, pero es ilegal”, amplía el experto.
En su opinión, el problema radica en que en aras de proteger ciertos intereses comerciales se mete todo en un mismo saco.
En lo referente al uso, se ha enfatizado que el problema es la educación de los profesionales, no solo en su formación sino también en el ejercicio de su profesión.
Esta es una problemática latente, pues según la Organización Mundial de la Salud el 50 % de fármacos se prescriben, dispensan y consumen de manera inadecuada.
“Los pacientes reciben tratamientos por fuera de lo que en realidad se recomienda y la educación debería depender de instituciones académicas y no estar sometida a intereses comerciales”, añade el doctor en Salud Pública.
Para concluir, considera que mejorar el acceso a los medicamentos, garantizar la calidad de los mismos y optimizar su uso no se resuelve con invertir más y con mayor eficiencia en medicamentos. Es necesario implementar controles de precios, establecer estándares más rigurosos de calidad, vigilar su cumplimiento y educar sobre el uso adecuado de los mismos.
Para José Gilberto Orozco, profesor de la U.N., se requieren cambios estructurales en la forma como se entiende la salud y el papel que desempeñan los medicamentos en ella.
(Por: Fin/DSGM/dmh/AC)N.° 267