Artes & Culturas
La literatura, ¿retrechera para dejarse llevar al cine?
Lisandro Duque afirma que no es el cine el reticente con respecto a la literatura, sino esta la que a veces es “retrechera" para convertirse en un proyecto cinematográfico.
Bogotá D. C., 09 de septiembre de 2010 — Agencia de Noticias UN–Duque fue director de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de Los Baños (Cuba) durante dos años, y en su carrera como cineasta cuentan colaboraciones de Gabriel García Márquez en el guión de Milagro en Roma, además de ser el director de la premiada película Los niños invisibles.
Nació en Sevilla (Valle) en 1943 y cursó estudios de Antropología en la Universidad Nacional de Colombia. A esta institución regresó para hablar de cine y literatura en el marco del Seminario Especial de la Maestría en Artes Plásticas y Visuales.
En su intervención dijo que el cine no es alérgico a la literatura y que de hecho este es adicto a la misma. “Es la literatura la que a veces es reticente y retrechera para dejarse llevar al cine”, expresó. “Creo que hay más posibilidades de definir un armisticio entre lo cinematográfico y lo plástico como artes gemelas”.
¿Dónde coinciden la imagen y el texto? Para este director, la pregunta tiene un espectro demasiado amplio, y para responderla es necesario un ejemplo claro:
“Muerte en Venecia es una obra de Thomas Mann que fue llevada al cine por el italiano Luchino Visconti. Cuando se lee la novela y luego se ve la película, el lector se percata de que son dos densidades completamente diferentes y que, por ejemplo, Aschenbach, protagonista del texto literario, es un hombre que está involucrado en una cantidad de reflexiones de orden estético y ético muy complejas; pero en la película solo ves a un hombre atormentado en medio de monólogos”.
Duque agrega que la literatura está hecha con palabras que al mismo tiempo son conceptualizaciones y que por el contrario el armazón del cine está compuesto de acciones tangibles y descriptibles. “Por ejemplo, en literatura hay muchas formas de decir que está lloviendo o que el día amaneció lluvioso, pero en cine solo se trata de poner unas gotas de lluvia en escena, en acción, y eso se puede lograr a través de una tramoya. De modo que la literatura y el séptimo arte son dos lenguajes completamente diferentes e intentar definir el punto crucial donde convergen los dos resulta complicado”.
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