Política & Sociedad
Innovación en la construcción de paz, un reto de doble vía
El intercambio entre comunidades y otros actores es la clave para generar innovación y creatividad en la construcción de paz en los territorios del país afectados por el conflicto.
Bogotá D. C., 09 de junio de 2020 — Agencia de Noticias UN-Se requiere aprovechar recursos y empoderar a las comunidades, incluso replicando y apropiando iniciativas exitosas. Foto: archivo Unimedios.


Finca en Icononzo (Tolima), donde se lleva a cabo el proyecto de reintegración social y económica. Foto: Karol Barragán.


Así quedó planteado en el conversatorio “Innovación y creatividad para la construcción de paz”, del equipo Red Paz de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en el cual hubo contribuciones desde varias perspectivas disciplinarias y experiencias de trabajo que aportan a los sectores afectados por el conflicto en Colombia.
Los acuerdos de paz gestaron espacios de concentración de excombatientes, en los cuales el objetivo principal es el desarrollo rural integral y sostenible. En Icononzo (Tolima), por ejemplo, más de 20 pequeñas asociaciones consolidaron sistemas de producción animal a pequeña y mediana escala.
“Afrontando el reto de producción rentable, como academia, nació este proyecto que redujo los costos de alimentación de animales con la implementación de una dinámica de economía y agricultura circular”, expuso Karol Barragán, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL.
Mediante el cultivo de la mosca soldado negra, usada como alimento para animales y luego reproducida a partir de los propios desechos de estos, se han podido sostener de manera sustentable granjas de producción agrícola favoreciendo la reintegración y nuevas formas de economía para los excombatientes.
Por otro lado, María Isabel Dájome, representante de la Asociación de Reciclaje Fénix, cuenta la experiencia de trabajo con comunidades que involucran niños y adolescentes en Tumaco (Nariño), en la que se busca convertir en arte las problemáticas que los arrastran a la guerra.
Por medio de la colaboración conjunta, con restos de plástico se elaboró el prototipo de una ballena, con el cual no solo se beneficia la Asociación sino a toda la comunidad, y por supuesto el ecosistema de la región, que retira una cuota de contaminación de sus playas.
Estas experiencias de trabajo comunitario han permitido comprender que los proyectos más exitosos son aquellos que están aterrizados en las necesidades de la comunidad e involucran las capacidades de las poblaciones.
El proyecto “Acunar” de Cundinamarca, en el que participó Andrés Sicard, profesor e investigador del Departamento de Diseño de la UNAL, impulsó el diseño y la producción de cerámica con la participación de los propios artesanos. Fue un ejercicio que puso en interacción a la UNAL con la comunidad, potencializando las capacidades de los pobladores.
Este es solo uno de los proyectos de Extensión Solidaria en los que ha trabajado el profesor Sicard, a quien sus otras experiencias le han permitido reconocer que “no solo se trabaja sobre la cultura heredada, sino sobre la del futuro, ayudando a los territorios a construir y reconstruir su identidad”.
Por su parte, Claudia Grisales, física de la UNAL, quien mantuvo fuerte relación con procesos sociales e iniciativas en ciencia y tecnología, expuso el concepto que ella denomina “creatividad radical”, y que hace referencia a volver a las raíces de la comunidad pensando en lo que ya existe en el territorio y los sueños de futuro.
Experiencias exitosas
Largos periodos de guerras mundiales y civiles durante el siglo XX delinearon los primeros pasos de construcción de paz, los cuales vincularon a personas externas para solucionar los problemas de las comunidades en conflicto, aunque la práctica dio cuenta de otras dinámicas que han cambiado estos enfoques.
A partir de su experiencia en El Salvador, el profesor Fernando Harto de Vera, de la Facultad de Ciencia Política y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, menciona que “la innovación se logra escuchando al otro; hacer un ejercicio de empatía destruye ese imaginario de ‘arriba o abajo’ y vuelve horizontales las relaciones, superando la antigua dicotomía de los años ochenta, cuando las comunidades eran un actor pasivo y receptor”.
Al respecto, Luis Morales Pujimuy, líder de la comunidad Camëntsá Biyá de Sibundoy, en Putumayo, afirma que “algunas veces las comunidades se cierran [a la intervención] debido a experiencias desagradables en las que no se les hace una retroalimentación, causando que los territorios sean herméticos incluso con procesos o proyectos que apuntan al fortalecimiento de sus capacidades”.
Para Paloma Blanch, asesora de Recuperación Temprana y Construcción de paz del PNUD, hay dos momentos importantes en el proceso de construcción de paz: el primero es imaginar y crear la cosmovisión de paz teniendo en cuenta los activos, actores, procesos, escenarios, lenguajes, identidades, expresiones concretas y plataformas que existen y que ya vienen trabajando en la paz.
El segundo, ya con el primero momento en mente, es “impulsar estas iniciativas como levadura que harán crecer la masa y las conciencias, al tiempo que se planifica la paz y se mide el cambio generado”.
(Por: fin/LMCJ/MLA/LOF)N.° 555