Economía & Organizaciones
Innovación, elemento central de la política industrial moderna
La competitividad de la industria colombiana está directamente ligada a su capacidad de innovar. Sin embargo, esta continúa siendo una materia pendiente que podría dinamizarse a través de cuatro estrategias.
Bogotá D. C., 04 de julio de 2013 — Agencia de Noticias UN-Según la última versión del Índice Global de Innovación, publicado por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI), Colombia está en el puesto 65 entre 141 economías calificadas. El país avanzó 7 casillas con respecto al año anterior, pero aún no es suficiente.
La principal razón es que el país no invierte lo suficiente en ciencia, tecnología e innovación, pese a que en los últimos años el Gobierno ha hecho mayores esfuerzos en la materia.
“En países desarrollados están invirtiendo cerca del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) en investigación y desarrollo; en Colombia apenas llegamos al 0,16%”, asegura Jesús Alberto Villamil, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la Universidad Nacional de Colombia.
La innovación es un factor clave en el desarrollo económico. “Como hemos visto en la experiencia de países como los ‘tigres asiáticos’, las industrias con mayor desarrollo de valor agregado van de la mano con la inversión en ciencia y tecnología”, explica Raúl Ávila, profesor de la FCE.
Es decir, si Colombia quiere una industria más competitiva, tanto en el mercado interno como en los mercados internacionales, necesariamente debe estimular la innovación. No hay que olvidar que, entre otros aspectos, este sector es el que más empleo formal genera.
“Teniendo tasas alrededor del 10% de desempleo estructural, se puede decir que unos de los impulsores podría ser todo el desarrollo industrial manufacturero”, concluye el profesor Ávila.
Las cuatro estrategias
“Uno de los principales instrumentos para el desarrollo de la política industrial, que podríamos llamar moderna, está sustentada precisamente en cómo fomentar la innovación”, asegura el profesor Villamil. Concretamente menciona cuatro estrategias.
La primera es acercar el presupuesto del PIB destinado a ciencia, tecnología e innovación a los niveles internacionales.
La segunda estrategia tiene que ver con los incentivos a la innovación. Villamil pone de ejemplo los parques tecnológicos y científicos, que Colombia discute pero no implementa.
“Son espacios donde se conjugan las universidades y los empresarios para propiciar encuentros y potenciar capacidades en torno a generar proyectos tendientes a conseguir innovación”, explica.
Otro elemento clave es la participación de los entes territoriales. Puede ser que estas entidades definan lineamientos a partir de su estructura productiva o se creen agencias de promoción a nivel local o regional para crear los sistemas de innovación a esas escalas.
“En el territorio están los empresarios, las universidades (buena parte son de los entes territoriales) y, por supuesto, los centros de formación. Además de eso, están las posibilidades de focalizarse de acuerdo con las condiciones productivas o de orientación productiva que tienen los territorios”, asegura el profesor.
La cuarta estrategia se refiere al incentivo directo a las empresas para innovar. “Para un país que quiera generar un mayor valor agregado, la innovación es la estrategia”. Estos incentivos pueden ser descuentos tributarios para maquinarias y equipo especializado, así como a inversiones directas en investigación y desarrollo.
La importancia de las regalías
Con el nuevo Sistema General de Regalías (SGR) y su Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación, se dio un paso significativo en la promoción de nuevo conocimiento en el país.
El primer aspecto que introduce el SGR es la destinación específica del 10% de los recursos por regalías al desarrollo de ciencia, tecnología e innovación.
Esto tiene una incidencia directa en la cifra que el país invierte en esta materia. “Con estos recursos, pasamos del 0,16% al 0,30% del PIB”, señala Villamil.
El otro aspecto, según el profesor, es que el nuevo sistema hace que las entidades territoriales se apropien directamente del tema de la innovación. Las regiones exploran sus necesidades y, de acuerdo con ellas, contratan proyectos que son financiados con los recursos del fondo.
“Hay una preocupación desde las regiones por la ciencia y la tecnología, como antes no la había. Buena parte de los gobernadores ya está participando en las discusiones, conociendo todo tipo de proyectos para financiar los temas”, concluye.
(Por: Fin/AF/sup)N.° 486