Desarrollo Rural
Incremento de temperaturas afecta cultivos de ciruelas en Boyacá
Entre 2009 y 2017 en Nuevo Colón, municipio boyacense -ubicado a 34 kilómetros al suroriente de Tunja- la temperatura ha aumentado 3 °C, pasando de 12 °C a 15 °C.
Bogotá D. C., 08 de marzo de 2017 — Agencia de Noticias UN-Uno de los efectos de la variación del clima en la producción de ciruela es que ahora los frutos maduran más rápido, es decir que están listos para ser cosechados en 81 días, cuando lo ideal es en 92.
Mayerlin Orjuela Angulo, magíster en Ingeniería Agrícola de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), afirma que un aumento de tres grados en ocho años es grave para la producción agrícola.
En el caso de la ciruela, por ejemplo, temperaturas más cálidas hacen que la fruta sea menos dulce y más blanda, por lo que corre el riesgo de que al transportarla llegue estropeada al mercado, afectando los ingresos de los cultivadores. Asimismo, el cambio climático genera confusión a la hora de escoger el momento de cultivar y de calcular la salida de la cosecha.
Para la investigadora, quien estudió 80 árboles de ciruelas ubicados en cuatro fincas de Nuevo Colón, es necesario considerar que en la zona no existen ríos o quebradas, por lo que resulta esencial dotar a los productores de los conocimientos y el equipo especializado para optimizar su cultivo frente al incremento de la temperatura.
La magíster menciona que entre 2015 y 2016 Nuevo Colón enfrentó un cambio climático brusco: después de una sequía de tres meses por el fenómeno de El Niño, llegó una intensa temporada de lluvias con el fenómeno de La Niña, en la que estas se incrementaron en un 200 %”.
Con pluviómetros y termohidrómetros, la investigadora Orjuela analizó durante dos años aspectos como precipitación, humedad y temperatura. Además, midió el pH del suelo (grado de acidez de una solución acuosa) y los índices de carbono, fósforo, calcio, magnesio, potasio, arena y arcilla, entre otros elementos.
De esta manera, determinó que el suelo del municipio se caracteriza por sus bajos niveles de calcio, magnesio y azufre; es muy compacto y las raíces de los árboles de ciruela no se entierran lo suficiente para sacarle provecho a recursos como el agua. Así mismo, muchos cultivos se encuentran en laderas, por lo que el suelo no alcanza a absorber una cantidad óptima de agua.
Según la ingeniera Orjuela, “es complejo cambiar la ubicación de cultivos que llevan hasta 15 años; sin embargo, existen soluciones. Una de ellas consiste en cultivar un tubérculo llamado nabo forrajero al lado de los árboles de ciruelas: el nabo remueve la tierra y permite que la raíz del árbol crezca más, tenga más espacio y oxígeno, y absorba más agua”.
Otra solución, pensando en futuros cultivos, consiste en aplicarle al suelo calcio, magnesio, fósforo, potasio, minerales y nutrientes. Además, con buenas dosis de agua la calidad del mismo mejora en un 200 %.
Cabe recordar que generalmente la ciruela Horvin es de color vinotinto, mide unos seis centímetros de diámetro y pesa alrededor de 20 gramos.
El estudio contó con la colaboración de Jesús Hernán Camacho Tamayo y Alfonso Parra Coronado, docentes de la Facultad de Ingeniería de la U.N.
(Por: fin/JFMM/dmh/MAF)N.° 390