Medioambiente
Guía para reducir riesgos en colegios por contaminación del aire
Usar infraestructura verde, tener mejor ventilación en los salones de clase y evitar el uso no esencial de vehículos son algunas de las estrategias para que colegios y comunidades implementen prácticas más saludables para los niños frente a la contaminación por el tráfico.
Bogotá D. C., 22 de septiembre de 2020 — Agencia de Noticias UN-La contaminación del aire perjudica la función pulmonar de los niños, incluso a niveles bajos de exposición. Fotos: archivo Unimedios.


En el mundo, el 93 % de los menores de 18 años están expuestos a niveles de partículas finas del entorno.


Así lo recomienda la guía ¿Cómo mitigar la exposición a la contaminación del tráfico en los niños y sus alrededores? creada por profesores de la Universidad de Surrey, en Inglaterra, y traducida al español por docentes y estudiantes de universidades colombianas y latinoamericanas, entre ellas la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), para ser distribuida masivamente en los colegios públicos y privados del país.
Los niños son más vulnerables que los adultos porque su desarrollo pulmonar aún no está completo, y además tienen baja altura de respiración, alta actividad física y altas tasas de respiración.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 90 % de los niños respira aire tóxico a diario. El uso de automóviles y buses escolares para llevar y recoger niños y jóvenes del colegio intensifica los puntos críticos de contaminación dentro y alrededor de las instituciones.
La exposición de los niños se puede aumentar innecesariamente por la operación del motor en ralentí (cuando el vehículo está quieto pero el motor sigue en funcionamiento) y la aceleración-desaceleración del vehículo o bus, tanto dentro como cerca de las instalaciones escolares, durante las horas de entrega y recogida.
Con esta guía se busca traducir la ciencia compleja en acciones simples que les permitan a los colegios, los niños y comunidades tomar decisiones informadas y ayudar a reducir su exposición a la contaminación del aire.
Las recomendaciones se basan tanto en evidencia científica contemporánea –en especial del Laboratorio Guilford Living Lab (GLL), de la Universidad de Surrey– como en amplias experiencias en prevención y orientación pública y profesional.
Aunque la mayoría de estas se refieren a la mitigación de partículas finas –una clase de contaminantes del aire con el impacto más grave en la salud humana y que tiene un tamaño entre 2,5 y 10 micrómetros–, también se pueden aplicar a otros contaminantes nocivos, como los óxidos de nitrógeno.
También se complementa con trabajos sobre calidad del aire, exterior y salud, control de desarrollo y planeación del uso futuro del suelo, kit de herramientas de aire limpio y efectos en salud de la calidad del aire, entre otros.
“Es probable que todavía no haya suficiente conciencia de lo que significa tener aire limpio y qué fuentes lo pueden afectar, por lo que se pretende alertar sobre el problema de la contaminación y empezar a trabajar con padres y niños para fortalecer ese concepto y mejorar la calidad del aire alrededor de los colegios”, afirma el profesor Néstor Rojas, uno de los colaboradores en la traducción.
Agrega que ya entraron en una etapa de divulgación masiva, sobre todo en escuelas públicas y privadas del país, e incluso evalúan el desarrollo de estrategias para acompañar a los colegios en la impresión del material, pues hoy se encuentra digital.
Contaminación por tráfico
Según estimaciones de la OMS, en 2016 murieron 600.000 niños a causa de infecciones respiratorias agudas de las vías respiratorias bajas causadas por el aire contaminado.
Una de las razones por las que los niños sufren más los efectos de la contaminación del aire es que, al respirar más rápido que los adultos, absorben más contaminantes. Además están más cerca del suelo, donde algunos contaminantes alcanzan concentraciones máximas, en un momento en que su cuerpo y su cerebro aún se están desarrollando.
Ante este panorama, el documento también incluye recomendaciones para los niños que asisten a guardería y son llevados en coches, de tal manera que se pueda reducir la exposición de la contaminación.
“Al estar a una altura más baja, los niños están más expuestos a los contaminantes, por lo que una alternativa para reducir ese riesgo es incentivar el uso de protectores o forros para estos coches o carriolas”, señala.
La guía también plantea alternativas para organizar mejor el proceso de entrega y recogida de los niños y evitar que la contaminación de los vehículos llegue hasta el plantel educativo.
(Por: fin/SMC/MLA/LOF)N.° 984