Artes & Culturas
“Escribir es una combinación de talento, imaginación y memoria”
El destacado escritor español Enrique Vila-Matas, uno de los autores de habla hispana más reconocidos en Iberoamérica y el mundo, con más de 30 obras que incluyen novelas, ensayos y otros tipos de narrativa, llega hoy a la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
Bogotá D. C., 08 de mayo de 2017 — Agencia de Noticias UN-Cuando estudiaba en Barcelona solo había 300 alumnos de periodismo en España, ahora hay miles, recuerda Villa-Matas.


Un libro de poemas no estaría a la altura de lo que he conseguido como prosista, afirma el escritor.


Dietario voluble es un libro que reúne artículos sobre diversos temas, publicados para la edición dominical del diario El país–Cataluña.


Vila-Matas es acreedor de múltiples reconocimientos entre los que se cuentan los premios Médicis, Rómulo Gallegos, Herralde, el FIL de Literatura en Lenguas Romances, y muchos otros.
Como preámbulo a su presentación en el auditorio León de Greiff (6:00 p.m.), invitado por la Maestría en Escrituras Creativas de la Facultad de Artes, con el apoyo de la Editorial UN y el Grupo Planeta, conversó sobre su oficio, al que pese a su temprana vocación, llegó por casualidad.
Usted creció frente a una sala de cine. ¿Qué fue primero, la literatura o el séptimo arte?
Hace poco descubrí en casa de mi familia el primer cuento que escribí, y tal como aparece en la portada, tenía cinco años. Es una historia acompañada de dibujos, por eso creo que lo primero que hice fue una mezcla entre escritura y dibujo.
¿Se veía como escritor a una edad tan temprana?
No, de hecho recuerdo que jugaba y quería ser bombero. Las circunstancias lo van llevando a uno, y en mi caso, tras olvidar mi primera experiencia literaria, recuerdo haber querido escribir una novela policiaca a los 12 años, a la que siguió una de corte religioso, un año después.
Había una vocación de escribir, en todo caso…
A los 18 años terminé estudiando derecho, pero hice todo lo posible para cursar periodismo en las tardes. Un día me encontraba de veraneo por la Costa Brava, equivoqué el camino, y me crucé con la directora de la revista Fotogramas, quien buscaba a un redactor, así comencé a trabajar como periodista.
¿Algún autor en particular que pudiera resultar determinante en su carrera?
La lectura de poemas de la Generación del 27 fue una gran influencia: Cernuda, García Lorca, Larrea, Salinas y todos estos poetas propiciaron el deseo de emularlos y escribir como lo hacían ellos.
Hace poco expresaba su inconformismo con la Academia. ¿Persisten esos reparos hacia la formación universitaria?
El reparo es hacia los críticos literarios españoles de los años 80 y 90
–todos procedentes de la Universidad- que nunca valoraron lo que hacía, pese a que en ese momento algunos de mis libros ya se leían en las universidades de Estados Unidos.
Estos críticos estaban convencidos de que la literatura se trataba de algo inmutable y sin posibilidad de cambio, porque como sus lecturas de otras partes eran muy limitadas, sostenían que en España se debía escribir como se había hecho hasta entonces.
¿Qué lo hizo tomar el camino de la prosa?
Entre los 15 y 17 años escribí unos poemas que al volver a revisar considero que son el origen de mi escritura. La poesía siempre me ha parecido la forma literaria más importante y difícil, porque se hace muy bien o muy mal.
No volví a escribir versos porque no me siento capacitado para hacer un gran poema; sin embargo, cuando escribo novelas tengo muy presente este género y en los finales de algunos capítulos aparecen esas pinceladas. No soy un poeta, pero sí me considero un poeta en mi actitud ante la vida.
¿Qué tanta relevancia ha tenido la formación como periodista para su obra?
En mi caso ha resultado muy benéfico conjugarla con la literatura, porque si la novela no funciona y le dedico todo el tiempo, puedo terminar con los nervios de punta.
El artículo periodístico obliga a ser rápido y eficaz, y eso me permite tener disciplina. Cada 15 días escribo un artículo para El País sobre temas de cultura, que de hecho encajarían muy bien en una novela.
¿Qué tanta relevancia tuvo la escritora francesa Marguerite Duras en su formación literaria?
La cultura francesa resultó de una influencia decisiva. Viaje a París a visitar a un par de amigos madrileños porque no sabía dónde ir ni qué hacer y nunca se me ocurrió pensar que terminaría escribiendo una novela –París no se acaba nunca-.
En Francia se aprecia mi obra y en La Sorbona hay varios profesores que la defienden, a tal punto que hace dos meses ofrecí una conferencia en el Collège de France, donde hasta ahora no había estado otro escritor español.
¿Qué valor tienen los talleres literarios?
Una vez al año acudo a una clase en Barcelona, y para mí resulta muy estimulante encontrar alumnos interesados en leer o escribir, o como mínimo, en lo que voy a decir.
Aunque considero que no se puede enseñar a escribir –esa es una combinación de talento, imaginación y memoria-, si creo que se puede enseñar a leer.
¿Qué autores y qué lecturas recomendaría?
Para cada persona hay una obra diferente. Es un asunto complejo porque aunque se debe comenzar por lo mejor, pasa que como en mi caso, no se entienda y tenga que esperarse el momento adecuado. A los 25 años traté de leer Ulises de Joyce y no pasé de la primera página.
(Por: Fin/JCMG/MLA/DCP)N.° 712