Artes & Culturas
Economía naranja se queda corta para impulsar el cine
Decrecimiento en el presupuesto y falta de incentivos amenazan a esta industria creativa en las universidades.
Bogotá D. C., 31 de agosto de 2017 — Agencia de Noticias UN-Javier Olarte, director de la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Nacional de Colombia. Foto: Nicolás Bojacá.


Reducciones en presupuestos públicos no permiten tener mejor tecnología, lo que lleva al atraso tecnológico. Foto: Archivo Prensa/Unimedios.


Esa fue la denuncia de algunos asistentes al “Encuentro de Escuelas de Cine y Televisión y su impacto en la Sociedad”, organizado y apoyado por la Vicedecanatura de Investigación y Extensión de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) y el Centro Internacional de Escuelas de Cines y Televisión (CILECT).
Como se recuerda, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, anunció medidas que harán más fácil el acceso de tecnologías para impulsar la transformación digital de Colombia.
Aunque esta iniciativa busca fomentar economías creativas como el cine, la televisión y la industria de la animación, entre otras, asimismo pretende eximir de impuestos los principales insumos, pues en las academias ya no hay presupuesto.
Así lo advierte Javier Olarte, director de la Escuela de Cine y Televisión de la U.N. Sede Bogotá, quien sostiene que con los cambios constantes tras la llegada de internet y los avances tecnológicos, los profesionales se han tenido que volver multifuncionales, pues la reducciones en el presupuesto público no permiten fortalecer esta industria desde la academia.
En cuanto a los recursos, el directivo considera que si bien en el año se invirtieron 1,5 billones de pesos en el programa “Ser Pilo Paga”, el 95 % de esos recursos terminaron en las universidades privadas: “no se entiende cómo el Gobierno nacional mueve el dinero público hacia las universidades privadas”, manifestó el documentalista.
De igual manera señaló que pese a la aparición de las startups –iniciativas emergentes para mover dichos proyectos o empresas digitales para temas de cine y televisión– estos emprendimientos son escasos y poco destacables.
En Colombia, antes de 2000 se producían cuatro largometrajes cada año. En 2016, recuerda el profesor Olarte, se generaron 48 producciones de ficción y documentales, entre otros, pero ninguna guiada por la economía naranja, solo apoyadas por el Ministerio de Cultura y Proimágenes.
Al respecto, el docente se refiere con orgullo al considerable número de profesores y egresados de la U.N. que han ganado estas convocatorias de MinCultura y Proimágenes en producción nacional: cine de alto impacto, redes sociales, cortometraje, largometrajes y animaciones. Se atreve a asegurar que entre el 50 % y el 60 % de la industria hay presencia de la U.N., y que es esta comunidad y no la economía naranja la que mueve el cine y la televisión en el país.
“Al Estado no le interesa la universidad pública; en lo concerniente al cine nos crea muchos problemas, porque la brecha digital y tecnológica nos golpea fuertemente, debido a que la tecnología se adquiere con recursos”, comentó el profesor.
En contraste, para otros países el cine en las universidades es una forma de expresión y comunicación potencial que les permite acceder al poder por la diversidad de historias, etnias y costumbres que se cuentan allí. De igual forma, con la implementación de economías digitales se generaron cambios en el método y las formas para enseñar el cine.
Fue precisamente en estos países donde se empezó a hablar de la Ley Naranja, para proteger las industrias creativas en la generación de contenidos intangibles culturales como el cine.
Según el académico de la U.N., “al parecer las incidencias de las economías naranja son un poco contradictorias, pues aunque suene ‘bonito’ es necesario buscar recursos extras, incentivar la industria, y amarrar las pequeñas a la academia, para que realmente se mueva y que la principal universidad del país no vea que los recursos del Estado bajan ¿cómo entrar a este tipo economía?”.
“En otros países, por medio de las iniciativas que buscan incentivar esas economías en lo audiovisual y tecnológico, se crean políticas para dinamizar la economía con apoyo de empresas extranjeras. Por ejemplo en Portugal a toda empresa que pone un euro dentro de la economía de ese país, el Gobierno nacional se la duplica poniendo 2 euros para incentivar la inversión extranjera, y hay un incentivo tributario muy importante y es que durante 10 años esa empresa no paga impuestos”, agrego el experto en cine.
Después de 30 años en funcionamiento, la escuela de Cine y Televisión de la U.N. tiene una fuerte y amplia incidencia en la producción cinematográfica y no le teme a los cambios diarios, aunque sí a la falta de recursos.
(Por: fin/OM/MLA/LOF)N.° 372