Medioambiente
Ecoaldeas mejoran la conectividad agroecológica
Contrario a los impactos de la mayoría de fincas de recreo, este modelo favorece tanto la cantidad, calidad, diversidad y extensión de los corredores ecológicos en los predios como los parches naturales, el manejo de suelos y una mayor conciencia ambiental.
Bogotá D. C., 22 de octubre de 2018 — Agencia de Noticias UN-Estas son algunas conclusiones de la investigación realizada por Mariana Pinzón como tesis de grado de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) en tres comunidades con terrenos de los municipios de Granada, San Francisco y Silvania (Cundinamarca).
El estudio, adelantado mediante entrevistas en profundidad y registros fotográficos satelitales, concluyó que tras la llegada de los ecoaldeanos en estos tres casos, se avanzó positivamente en el mejoramiento de la estructura agroecológica principal (EAP), metodología desarrollada por el profesor Tomás León Sicard, del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA), de la U.N., en la que se evalúan los aspectos mencionados.
Gracias a la implementación de los nuevos modelos se favoreció el tránsito de fauna silvestre, en la medida en que uno de sus objetivos incluye la restauración o conservación de corredores naturales que permitan preservar la biodiversidad de la región.
De la ciudad al campo
Las ecoaldeas son impulsadas por migrantes de la ciudad al campo, muchos de los cuales son profesionales motivados por el deseo de aprender sobre las labores agrarias, y otros pocos tienen conocimientos empíricos respecto a las faenas agrícolas y pecuarias.
La apuesta de los ecoaldeanos radica en buscar estilos de vida más comunitarios y sustentables por medio de prácticas como manejo agroecológico de cultivos, aprovechamiento de materiales locales, uso eficiente de aguas, reciclaje y compostaje de residuos, liderazgo en procesos de educación ambiental y prácticas organizativas comunitarias.
En algunos casos se implementan técnicas de cultivo en los que los productos se siembran según la técnica de “mínima labranza” y sin utilizar agroquímicos, además de desarrollar técnicas innovadoras para producir abono a partir de baños secos.
Tres modelos de ecoaldea
En Silvania se creó una finca agroecológica abierta a aprendices y voluntarios en la que se hace énfasis en la producción de hortalizas propias de la región; allí se hace el tratamiento de basuras y se promueve el ecoturismo, además de trabajar de la mano con 10 familias vecinas, con quienes se han establecido vínculos de cooperación.
Allí uno de los cultivos estrella es el de yacón, gracias a que con él se elabora un tipo de miel medicinal que ya tiene un mercado en Bogotá dentro del circuito de este tipo de productos especializados.
En Granada una comunidad de practicantes de Bhakti Yoga, conocida como Hare Krisna, ha desarrollado una economía autosostenible exitosa, gracias a que la organización permite establecer una serie de tareas específicas en su huerta agroecológica, donde también se realizan procesos educativos.
“Ha sido tal la influencia, que muchos de los campesinos que antes se dedicaban al monocultivo y usaban productos químicos hoy se han pasado a un esquema de producción orgánico que resulta rentable y tiene menos impacto sobre el medioambiente”, destaca la magíster.
Contar con un invernadero también les ha permitido diversificarse y suplir los requerimientos de la comunidad hasta en un 60 %, junto con una importante producción de excedentes, que les posibilita adquirir otros productos.
Esta ecoaldea está abierta a todos los visitantes sin importar su tendencia religiosa, aunque atrae especialmente a simpatizantes del vegetarianismo y de la práctica del yoga.
A diferencia de las dos primeras, la ecoaldea de San Francisco está conformada en especial por profesionales que decidieron asociarse para comprar una finca en la que ya había cultivos de café, plátano y cítricos, principalmente; hoy se centran en desarrollar proyectos ecoturísticos y educativos.
(Por: Fin/JCMG/MLA/LOF)N.° 442