Salud
Disfunción del oído medio en niños crece silenciosamente
Un trabajo en detección temprana de pérdida auditiva y alteración de la función del oído en niños escolares, identificó que el 80 % de ellos presenta disfunción del oído medio.
Bogotá D. C., 13 de marzo de 2015 — Agencia de Noticias –Cuando por descuido no se detectan alteraciones del oído medio, se genera un tiempo de deprivación auditiva.


Todo lo que los niños dejen de escuchar va a ser información perdida que se va a reflejar en el aprendizaje de la lectura y la escritura.


Los investigadores de la U.N. que desarrollaron este trabajo destacan que el problema se refleja en la falta de atención y en el aprendizaje de la lectura y la escritura.
Este fenómeno, evaluado en 150 niños de entre 6 meses y 4 años, del Jardín Infantil de la U.N., se presenta en muchos casos de manera transitoria, pues las alteraciones se deben a oídos con alto contenido de cerumen o episodios gripales. Sin embargo, hay otros menores que presentan problemas permanentes de mayor atención, como la otitis.
Liliana Akli Serpa, profesora del Departamento de Comunicación Humana de la Facultad de Medicina de la U.N., explica que los niños entre los 0 y 8 años aprehenden permanentemente todo lo que está a su alrededor, incluido el medio sonoro, uno de los factores más importantes en su proceso de aprendizaje.
“Todo lo que los niños de estas edades dejen de escuchar va a ser información perdida, que más adelante se va a reflejar en dificultades de aprendizaje de la lectura y escritura, incluso, en problemas para centrar la atención en el aula de clase y para adentrarse en un segundo idioma”, asegura la profesora.
Cuando por descuido no se detectan alteraciones del oído medio, se genera un tiempo de deprivación auditiva (deshabituación auditiva por falta de estímulos en el cerebro), en el que las memorias cerebrales auditivas no se desarrollan de manera correcta. El hecho de que estas no se corrijan a tiempo, le impide al niño hacer relaciones entre lo que escucha y lo que ve.
A través de un protocolo de evaluación, el Grupo de Investigación en Audiología y Áreas Afines de la U.N. realizó una prueba llamada “otoemisiones acústicas, producto de distorsión”, con la cual midieron la funcionalidad de las células ciliadas externas, que responden a estímulos de poca intensidad, y las internas, que llevan la información al cerebro.
En este caso, se hizo el análisis de las externas, complementado con una prueba denominada “timpanograma”, que mide la movilidad de la membrana timpánica y los cambios de presión dentro de la misma.
Cuando la presión no es la adecuada, existe una disfunción, que puede ser causada por presencia de líquido o inflamación de la trompa de eustaquio, que se conecta con el cerebro y no permite el cambio de presión adecuado.
Por ejemplo, cuando el niño tiene gripa, las paredes de la trompa de eustaquio se inflaman y la presión intratimpánica no drena, lo cual genera humedades permanentes que se pueden convertir en otitis.
Por esta razón, el grupo se ha concentrado en la educación en salud con los padres, pues en el momento de la disfunción no hay manejo de medicamentos.
“Esta afección se puede prevenir cuidando a los niños de los cambios bruscos de temperatura, teniendo un adecuado control de los estados gripales y de otras enfermedades respiratorias, así como un correcto manejo farmacológico, si es necesario”, advierte la experta, quien agrega que esto va a permitir realizar una intervención temprana que, a su vez, va a prevenir dificultades auditivas y de aprendizaje.
Otro aspecto que se ha identificado con el estudio es la dificultad que existe a nivel de la red de salud para que los especialistas intervengan en forma temprana estas alteraciones. Los niños que se han remitido a las EPS, en muchas ocasiones, no han tenido la atención necesaria debido a que se presentan asintomáticos.
(Por: Fin/VMH/dmh/AC)N.° 917