Política & Sociedad
Con reparación, Ingrid Betancourt busca protagonismo
La demanda plantea un problema clásico del trámite de reparación e indemnización cuando hay responsabilidad del Estado, explica Marco Romero, director de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes).
Bogotá D. C., 12 de julio de 2010 — Agencia de Noticias UN–“La mayor parte se da desde campesinos y pobres hasta personas de estratos altos como consecuencias de secuestros o cuando les quitan las tierras y gran cantidad de ganado, por lo general”, puntualiza el experto.
El Estado debe garantizar esa indemnización cuando tiene responsabilidad por no haber evitado alguna circunstancia, y en ese sentido “caben indemnizaciones por daños morales que pueden superar millones de dólares, pero ¿cómo lograr que se pueda establecer una reparación a las víctimas con beneficios equitativos?”.
El docente explicó que todas las víctimas deben ser beneficiarias de una reparación socioeconómica, pero así como hay pobres que vivían de un pedazo de tierra que ha sido arrebatada, también hay personajes que tienen un gran capital. “En este Gobierno se hundió el Estatuto de Víctimas que establecía en principio un equilibrio. Si vamos por la vía judicial cada proceso va a tener unos costos altísimos para el Estado”, expresó el director de Codhes.
Para el abogado penalista Tito Ávila, Ingrid está muy confundida: “No le veo posibilidad, ella asumió autorriesgo y lo amplió, porque se lo quitó al Estado y lo asumió metiéndose a una zona de dominio pleno de las FARC”.
“Para Colombia se levanta una línea jurisprudencial que abriría las puertas para que todos los secuestrados demanden”, aseveró el penalista.
En plenas condiciones psicológicas
“Ingrid Betancourt no sufre del Síndrome de Estocolmo. Ella está en sus cabales, es precisa y coherente”, así lo manifestó Emilio Meluk, docente del Departamento de Psicología de la UN.
“Para explicar las consecuencias después de un secuestro lo primero que se debe hacer es analizar cómo era la personalidad antes del evento, ya que no todos los humanos somos iguales y no todos tenemos las mismas experiencias. No hay un patrón universal”, explicó Meluk.
Según el psicólogo, Ingrid viene de un medio, como es la política, y goza aparecer en ellos. “Le gusta manipular en el buen sentido de la palabra, propio de la política”, dijo el profesor.
Betancourt tuvo dos años para superar la experiencia del secuestro y llenar toda la información que le falta y reconstruir todo lo vivido por medio de la familia, los amigos y los hijos, explica el profesor Meluk, quien dice que en el caso particular de Ingrid es improbable que ella haya olvidado porque tiene ese patrón de información.
El profesor Meluk manifiesta que Ingrid busca un beneficio, ya que primero suelta la noticia de la conciliación a ver qué pasaba, y como el país indignado se le vino encima, “ella recula y dice que no lo va a hacer. Eso no es una secuela, yo la veo coherente, ella analiza su entorno, las consideraciones que hizo no son de persona perturbada, no se le nota ansiosa (signos que tienen los ex secuestrados), ella es una mujer en sus cabales, ella lee, lo que pasa es que es una mujer protagónica y le gusta figurar en primeras páginas”.
Este desorden no se enmarca dentro del Síndrome de Estocolmo porque, según el psicólogo, se necesitaría que la persona sea muy inmadura y en el caso de Ingrid es aterrizada; además, que la hayan torturado y tratado muy mal, lo cual no se dio porque le dieron cierta deferencia.
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