Ciudad & Territorio
Ciudades colombianas, entre el caos y la sustentabilidad
Aunque con elevados índices de informalidad, marginalidad y segregación, las grandes urbes se han organizado a partir de modelos prehispánicos en los que se tenía presente el abastecimiento de agua y alimentos.
Bogotá D. C., 28 de noviembre de 2018 — Agencia de Noticias UN-El foro Ambiente y Desarrollo - Bogotá Región se llevó a cabo a instancias de la Dirección de Innovación y Extensión de la Sede Bogotá.


El profesor Fernando Montenegro destacó las múltiples relaciones que tiene Bogotá con su entorno y las ciudades vecinas.


Las ciudades colombianas obedecen a una lógica europea que se fue consolidando con el proceso de conquista y colonización, explicó el profesor Fernando Montenegro durante su intervención en el foro Ambiente y Desarrollo - Bogotá Región, Encuentro Nacional de Investigación, realizado este martes en la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
Problemas de riesgo, limitación del crecimiento, desconexión y aislamiento, contaminación y daño ambiental figuran entre los principales factores que hoy inciden en las dinámicas urbanas en las que se evidencia la falta de conexión con grandes áreas rurales.
En la medida en que los asentamientos urbanos se han ido consolidando a lo largo del tiempo, para el profesor Montenegro la ciudad debe dejar de ser vista como un adefesio o una equivocación.
“Pese a los problemas evidentes, su historia está bien construida”, puntualiza el docente, para quien el conjunto de centros urbanos forma una especie de archipiélago en el que la proximidad con áreas productivas y zonas ambientalmente importantes garantizan su sostenibilidad y sustentabilidad.
Según el docente, las ciudades lograron aplicar un modelo de desarrollo estrechamente vinculado a la ruralidad, como lo demuestra la amplia red de caminos vecinales, a la par con una organización que sin embargo favoreció una estructura centralista.
Refundación de ciudades
Los procesos de colonización y refundación de ciudades durante el siglo XVIII y XIX hicieron posible apartarse de factores distintos a la explotación de oro, dando como resultado la aparición de nuevos centros urbanos como Barranquilla, Bucaramanga, Pereira o Manizales, que en alguna medida les restan protagonismo a urbes más antiguas como Cartagena, Socorro o Tunja.
“En este periodo se produce una ruptura y los colonizadores buscan darle un giro que pasa de la necesidad de ser un punto de referencia para los procesos de conquista, a la de centros que permitan sacar mayor provecho a la explotación del territorio”, precisa el docente.
El caso de Bogotá es distinto, en la medida en que su origen se registra en el mayor asentamiento indígena con que cuenta el país a la llegada de los españoles, emplazado en una región agrícola muy fértil que garantizará su futuro como una de las ciudades más importantes del país y del continente.
El éxito de las aglomeraciones urbanas en Colombia, en las que se destacan los grandes asentamientos sobre los valles del Cauca y Aburrá, junto con los ejes Caribe y Cafetero, Cúcuta y Bucaramanga dan cuenta de un proceso que ha demostrado ser eficiente.
“Bogotá no cuenta con ocho millones de habitantes porque estemos equivocados, sino porque hay un consenso respecto al hecho de habernos asentado en el lugar más adecuado”, destaca el profesor Montenegro, para quien es previsible que el conjunto de ciudades se siga expandiendo y creciendo en altura.
(Por: Fin/JCMG/MLA/LOF)N.° 627