Desarrollo Rural
Campesinos boyacenses fortalecen la agroecología
Las comunidades apuestan por una agricultura orgánica, alejada de la comercial que, según su punto de vista, sirve solo para el enriquecimiento de algunas empresas.
Bogotá D. C., 07 de julio de 2016 — Agencia de Noticias UN-Según el Grupo de Investigación Contabilidad, Organizaciones y Medio Ambiente de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), los campesinos de Boyacá están trabajando en promover la responsabilidad social en sus comunidades por medio de iniciativas como la agroecología y la “agricultura verde”, para rescatar los saberes tradicionales y cuidar el medioambiente.
Esta tendencia fue identificada a través de la fundación San Isidro, organización que desde hace 35 años promueve en el departamento la capacitación, para que las comunidades campesinas tengan claridad y autonomía sobre el campo.
Efrén Danilo Ariza, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y director del grupo de investigación, explica que en este momento los labriegos están dedicados a luchar por el acceso a la tierra y defender su economía rural.
“Los campesinos y su economía sufren ataques permanentes desde la institucionalidad y la inversión extranjera. Esto se ha convertido en algo cotidiano, porque una de las políticas del gobierno actual es la industrialización del campo”, añadió el profesor Ariza.
La fundación San Isidro ha capacitado en agricultura sostenible a por lo menos 250 productores de la región central del país; además de estructurar procesos de agricultura orgánica, en al menos 350 fincas, y abarcar a más de 20 municipios.
Asimismo, el cambio climático los ha llevado a buscar alternativas de producción y comercialización. También, crear estrategias de adaptación que les permita producir alimentos de manera sana y natural, mientras contribuyen al mejoramiento de la de la salud, los suelos y el medioambiente en general.
Entre estas iniciativas se encuentra el uso de abonos naturales y biopreparados, rescatar y conservar las semillas nativas, recuperar los saberes ancestrales, promover la gastronomía propia de la región e incrementar el consumo de alimentos agroecológicos.
Los campesinos asimilan la producción orgánica como una forma de resistencia al sistema impuesto, en el que ganan siempre las empresas y tiende a la industrialización de la producción agrícola y al monocultivo.
Nanci Yulliet Tibaquira, una de las integrantes del grupo de investigadores de la U.N., explicó que, aunque es necesario fortalecer la agricultura con nuevas tecnologías, se debe trabajar para rescatar los saberes campesinos.
También, resaltó el carácter inclusivo de la fundación con el campesinado. “Esta organización planteó una estructura de trabajo principalmente circular, lo que significa que no solo tienen en cuenta a su junta directiva y asamblea, sino que consideran a las comunidades como base de su construcción”, puntualizó.
Desde su creación, la fundación trabaja en proyectos desarrollados para los campesinos y dirigidos por ellos, para ello se apartan de la jerarquización y promueven una contribución mutua.
En el trabajo de campo realizado, los investigadores evidenciaron que en la región aún se mantiene la misión inicial de la organización e incluso se ha fortalecido la estructura interna, lo cual ha generado nuevas redes de colaboración en el campo.
Por otro lado, destacó, la formación y el trabajo con niños y adolescentes, quienes están trabajando por la preservación de su cultura.
“Están entendiendo que la cultura campesina se va trasformando y requieren que el Estado y los gobiernos atiendan sus necesidades particulares”, explicó la investigadora.
En Boyacá aún se preserva la cultura en los bailes, la comida, las semillas y las técnicas propias del arado. Sin embargo, los campesinos están trabajando para que no se les considere como actores aislados de las grandes ciudades y exista la integración necesaria.
(Por: fin/VC/MLA/APBL)N.° 79