Salud
Bajo número de enfermeras influye en calidad de la atención
Un común denominador se presenta en las instituciones hospitalarias del país, y es la poca cantidad de enfermeras con respecto al número de pacientes, hecho que afecta la prestación del servicio.
Bogotá D. C., 20 de diciembre de 2011 — Agencia de Noticias UN–sí, mientras en Inglaterra y EE.UU., en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) la proporción profesional de Enfermería por paciente es de 1:1 (una enfermera por un paciente) e incluso en algunos casos de 2:1, en algunas instituciones de Colombia se encuentran UCI en donde una enfermera profesional está a cargo de 8 a 12 pacientes.
De acuerdo con Lucía Peña*, coordinadora de enfermería de una institución hospitalaria, en el país la relación puede subir a 14 pacientes por enfermera en algunas épocas del año, “sobre todo en abril, mitad de año y noviembre cuando se incrementa el invierno y aumenta el número de casos de enfermedades respiratorias”.
Peña comentó que los directivos del centro médico afirman que se excusan en contratar más personal porque no tiene sentido hacer contratos por un mes en determinados periodos del año.
El Consejo Técnico Nacional de Enfermería (CTNE) se pronunció al respecto y señaló la inexistencia de normas que regulen la proporción de profesionales de enfermería por pacientes o sujetos de cuidado (según áreas de desempeño, complejidad de la situación de salud de las personas, servicios y complejidad de los mismos), así como frente a la proporción de enfermeros por auxiliares de enfermería, que garanticen la calidad de la atención en salud y las condiciones adecuadas para el desempeño del trabajo.
“Esta situación ha generado una baja en la atención; se ha detectado que ahora los pacientes permanecen más tiempo y se demora más su salida del hospital”, comentó una enfermera de otro centro hospitalario que prefirió omitir su nombre.
“Uno termina haciendo el doble de trabajo, nos hemos quejado, pero preferimos no ir tan lejos por miedo a que no nos renueven el contrato o a que nos saquen”, comentó Peña.
De acuerdo con un estudio hecho por Gloria Arango, Yolanda Vega y Beatriz Peña, profesoras de la Universidad Nacional de Colombia, son varios los factores que contribuyen a que en las instituciones hospitalarias del país no existan proporciones que siquiera se aproximen a las propuestas en Inglaterra o EE.UU.
Uno de estos factores se relaciona con el hecho de que para disminuir los costos están reduciendo profesionales de enfermería y aumentando el número de auxiliares. Esto ha conducido al profesional a concentrarse en “administrar los servicios”, asumiendo así la vieja forma de administración de Enfermería y dejando el cuidado directo de los pacientes al personal auxiliar. Esto tiene efectos sobre la seguridad del paciente, afecta el proceso de atención, reduce la oportunidad en la vigilancia, en la ejecución de procedimientos y en la administración de medicamentos; también puede acarrear infecciones relacionadas con el proceso de atención en salud y muertes dentro del mes siguiente, atribuibles a una complicación de la condición del paciente ocurrida en el hospital.
Uno de los principales aprendizajes de la experiencia de los EE.UU. tiene que ver con el uso de sistemas de clasificación de pacientes para tomar decisiones con respecto a la asignación y distribución de personal de Enfermería. En Colombia, es habitual el uso de algunos de estos sistemas, particularmente en UCI; sin embargo, existe una brecha importante entre establecer el requerimiento que hay de horas de cuidado de Enfermería y la distribución efectiva de los profesionales de Enfermería conforme a estos requerimientos.
Otro factor es el desconocimiento o la no aplicación de las leyes 266 de 1996 y 911 de 2004, denominadas de Enfermería, que establecen los derechos del profesional para cumplir con sus funciones de manera segura y eficaz, que le permitan atender dignamente a quien recibe sus servicios.
Por eso, de acuerdo con las profesoras de la UN, es imperativo que los profesionales en Enfermería hagan oír su voz cuando se pone en riesgo la integridad física de los pacientes y su propia integridad moral, al asignarles responsabilidades que superan sus capacidades.
*Nombre cambiado.
(Por: Fin/hes/feb/sup)N.° 45