Ciudad & Territorio
Arquitectura preserva la vivienda vernácula del Pacífico
Propuestas arquitectónicas para viviendas rurales del Pacífico, aplicadas por ejemplo al caserío de Guayabal y a la aldea de Punta Bonita, en el municipio de Buenaventura, buscan preservar los sistemas urbano-aldeanos propios de la región mejorando los factores de habitabilidad en los hogares.
Bogotá D. C., 04 de diciembre de 2019 — Agencia de Noticias UN-En el Pacífico, los asentamientos rurales comenzaron en un caserío incipiente y luego se convirtieron en aldeas lineales. Fotos Nicolás Bojacá Unimedios


La arquitecta Mosquera y el profesor Jacques Aprile-Gniset, describieron los modos de construir en las comunidades del Pacífico.


Gilma Mosquera Torres, arquitecta de la UNAL, fue reconocida por sus más de 40 años de aporte social a la nación.


Estas y otras iniciativas de construcción han sido acompañadas por la arquitecta chocoana Gilma Mosquera Torres, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), invitada a contar su experiencia exitosa en el Programa de Egresados “Proyecta, crea, sé parte”.
Este año ella recibió un reconocimiento de la Institución por sus más de 40 años de aporte social a la nación a través de la investigación de las tipologías de vivienda en la Región Pacífica, los modelos de organización espacial, los procesos de poblamiento y los sistemas urbano-aldeanos, entre otros, de zonas como Bahía Solano, Costa de Nuquí, Atrato Medio, San Juan Medio, Costa de Buenaventura, Guapi y Tumaco.
En Guayabal y Punta Bonita las viviendas se construyeron en madera y uniones metálicas que dan mayor resistencia y son fáciles de armar, por lo que la misma comunidad pudo construir sus casas; además se dejó la posibilidad de agregar módulos laterales y frontales para conservar la idea de la aldea parental, y se instaló un sistema simple para la recolección de aguas lluvias. Con los módulos también se pueden construir, a pequeña escala, centros comunitarios, puestos de salud, escuelas y zonas comunes.
Con las construcciones en palafito –es decir en pilotes altos sobre el agua o sobre zonas que se inundan fácilmente– también se han conservado las tipologías de las casas del Pacífico colombiano, como las que se hicieron en 2003 en el Asentamiento Nuevo Amanecer, de Buenaventura. Mediante este proyecto se entregaron 40 soluciones habitacionales en terreno inclinado sin realizar movimientos de tierra, a bajos costos de producción y sin desplazar a las familias de la zona.
Tradición arquitectónica
En las tierras bajas del Pacífico colombiano la tradición arquitectónica de las comunidades locales tiene estrecha relación con el paisaje natural y con otras manifestaciones culturales como la música, la danza y la tradición oral, de ahí que proyectos de vivienda de interés social busquen rescatar y resaltar el valor de las tradiciones del litoral Pacífico.
Así lo menciona la arquitecta Mosquera, quien formó con el profesor Jacques Aprile-Gniset el grupo Hábitat Pacífico, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle, desde el cual describieron los modos de habitar y construir propios de las comunidades del Pacífico.
Así por ejemplo, han identificado que algunos asentamientos rurales comenzaron con una parcela productiva en un caserío incipiente que luego de los procesos de poblamiento se convirtió en aldeas lineales. También describen los vecindarios parentales como la forma en que surgieron algunos barrios principales de ciudades del Pacífico.
Al respecto, la profesora Mosquera señala que “el vecindario parental se origina cuando en el lugar ribereño se asientan dos o más familias con vínculos consanguíneos, de amistad o compadrazgo, y luego se multiplican por medio de uniones maritales de los hijos y nietos”.
Las nuevas casas que albergan los hogares recién constituidos se construyen en un pedazo del predio paterno o materno que es cedido como “herencia en vida”, con el propósito de que la nueva generación tenga un lugar para vivir y levantar familia, se quede en el sitio y acompañe a los más viejos. “Los vínculos de parentesco fortalecen, por tanto, la solidaridad de vecinos para sembrar, construir las casas, pescar y enfrentar las adversidades del medio natural”, detalla la docente.
La vivienda rural en el Pacífico colombiano se divide en tres modelos: autóctono, que es el racho negro, caracterizado por pilotes altos y materiales y técnicas de techar de la vivienda indígena; tradicional, atribuido a la casa de madera; y moderno, también conocido como la casa urbana construida en cemento o en materiales no apropiados para la zona.
(Por: fin/IAR/MLA/LOF)N.° 3