Salud
Afasia debe tratarse en los primeros tres meses
En la medida en que se diagnostica de forma temprana, el tratamiento para esta lesión cerebral –que puede causar problemas en la expresión, comprensión, lectura o escritura– puede evolucionar más rápidamente.
Bogotá D. C., 01 de diciembre de 2020 — Agencia de Noticias UN-El uso de tecnología suele ser limitado, no porque al paciente no se interese, sino que por su edad la destreza con ciertos aparatos es limitada. Foto: Andrea Piacquadio en Pexels.


Según la fonoaudióloga Sánchez, los casos anuales de ACV de hombres y mujeres mayores de 50 años en el país es de 1.200. Foto: Daria Sannikova / Pexels.


Un diagnóstico oportuno es clave ya que la afasia se puede confundir con otros trastornos como la disartria, que es la debilidad de los músculos usados para hablar. Foto: Andrea Piacquadio en Pexels.


En palabras de Katherine Sánchez, fonoaudióloga del Hospital Universitario Nacional (HUN), la principal causa de la afasia son los accidentes cerebrovasculares (ACV), y estos a su vez están asociados con hipertensión arterial en un 13 %, con hipercolesterolemia un 12 % y con obesidad mórbida un 8 %.
En su concepto, durante los tres primeros meses se debe dar estimulación continua e intensiva, que es cuando habrá más avances, y esta debe continuar como mínimo el primer año después del ACV.
En Colombia, el DANE registra entre 1,4 y 19,9 casos de ACV por cada 100.000 habitantes. “Normalmente al sufrir el ACV los pacientes llegan a cuidados intensivos, donde suelen tener apoyo de fonoaudiología, psicología, terapia ocupacional, fisioterapia y trabajo social”, menciona la especialista, estudiante de la Maestría en Fisiología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).
La lesión, que involucra cuatro zonas del cerebro y se expresa de manera diferente según donde ocurra, puede ser sensorial o motora. Cuando se afecta la corteza motora, que es la principal estructura implicada en la respuesta motora, y el área de broca, que funciona como el centro de integración del habla para codificar los mensajes, la persona puede entender los mensajes pero no dar una respuesta; no puede escribir o decir lo que está pasando aunque lo comprenda.
Cuando se afecta la corteza auditiva y el área de Wernicke, que son las encargadas de decodificar los mensajes, la persona no logra comprender lo que le dicen, su expresión es incoherente; podría escribir de forma legible, visualmente se vería como un párrafo cualquiera, pero solo sería solo un montón de palabras, incluso algunas inventadas.
“Las afasias no son estáticas; cuando los ACV empiezan a resolver su etapa aguda los pacientes pueden empezar a mejorar. En la medida en que se estimule y se obligue al cerebro a tener que comunicarse, el lenguaje en el caso de las afasias motoras será más fluido, y en el de las sensoriales la comprensión será más eficiente”, indica la fonoaudióloga Sánchez.
Tratamiento personalizado
Agrega que “la clave para el tratamiento es evaluar a cada persona en su contexto, su grado de escolaridad, sus labores y su edad, para así determinar qué zonas del lenguaje pueden estar alteradas; sin embargo no es como una receta, pues no todos los pacientes usan las mismas herramientas de la misma forma: mientras en algunos casos sirven las terapias grupales, en otros el uso de tecnología –un celular o una tablet–, e incluso también pueden ser diccionarios hechos por ellos mismos, con nombres o lugares familiares”.
“El primer paso es visitar un especialista que determine el tipo de afasia, luego la intervención guiada para que el paciente evolucione: en algunos casos la familia manifiesta que le entienden por las señas que hace, ya que no habla, pero la calidad de vida va mucho más allá”, apunta la especialista.
Otro punto clave es que la familia o los cuidadores entiendan que la mayor parte del tratamiento se hará fuera del consultorio, por lo que deben seguir las indicaciones para la recuperación.
Según la especialista, ocho recomendaciones clave son: simplificar las oraciones; inicialmente tener conversaciones individuales, ya que dividir la atención puede ser complicado; evitar cortar las oraciones o corregir de forma inoportuna; reducir ambientes ruidosos; ubicar palabras clave o sonidos para ayudarle al paciente comunicarse; usar libros de palabras; no limitar su participación en contextos sociales; y preguntarle constantemente si entendió lo que le acaban de decir.
Por el uso de tapabocas o careta, la capacidad del paciente para oír o ver los gestos y los movimientos faciales del profesional es limitada, por eso se ha recurrido a soluciones como la teleconsulta o grabar ciertos gestos y movimientos para que durante la sesión tengan la grabación, sin tapabocas, y así sepan qué ejercicios deben hacer.
(Por: fin/AMV/MLA/LOF)N.° 309